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Diario de un optimista

Chile, verdades y mentiras

La pobreza es real en Chile para más de la tercera parte de la población; como en toda Suramérica. Pero en Chile, la pobreza está disminuyendo gracias al desarrollo de estos últimos treinta años, una feliz consecuencia del «neoliberalismo»

Guy Sorman

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En toda Europa y Suramérica, la crisis de Chile entusiasma a la vieja izquierda de doctrina marxista que, en su búsqueda incesante de la próxima revolución, deposita sus esperanzas en Santiago. Los medios de comunicación de esta doctrina de izquierdas nos hacen creer que las ... manifestaciones de Chile demuestran el fracaso del «neoliberalismo» y que se trata de una revuelta de los pobres contra la desigualdad generada por el neoliberalismo. Pero las imágenes y los testimonios que nos llegan ilustran otra realidad. Desde luego, la pobreza es real en Chile para más de la tercera parte de la población; como en toda Suramérica, es una larga herencia, teñida de racismo hacia los mestizos. Pero en Chile, la pobreza está disminuyendo gracias al desarrollo de estos últimos treinta años, una feliz consecuencia del «neoliberalismo». Si persiste, se debe principalmente a la mediocridad de la educación pública básica; ni los gobiernos socialistas desde la marcha de Augusto Pinochet ni los gobiernos liberales han logrado mejorarla debido a la resistencia de los sindicatos de enseñanza. El «neoliberalismo» podría haber mejorado el nivel privatizando esas escuelas primarias, pero los sindicatos lo han impedido, garantizando así que los pobres sigan siendo pobres y no tengan formación; al estar demasiado ocupados en sobrevivir, no se han manifestado por las calles de Santiago. Sí se han manifestado, en cambio, las ligas revolucionarias, en cuyos métodos reconocemos los de la guerrilla urbana; a su paso han engullido a los inmigrantes, refugiados de Ecuador y Venezuela. Desprovistos de cualquier recurso, se entenderá que estos refugiados, en su mayoría ilegales, hayan aprovechado la oportunidad para saquear. ¿Deberíamos reprochar al presidente chileno el haber recurrido al Ejército, que era el único que podía contener una ofensiva de guerrilla urbana? Esto ha permitido a los revolucionarios chilenos comparar al presidente Sebastián Piñera con Augusto Pinochet, olvidando que Piñera, un auténtico liberal, se había opuesto a la dictadura. La derecha chilena ha olvidado a Pinochet, pero una parte de la izquierda aún siente nostalgia por Salvador Allende y su revolución fallida.

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