Tan absurdo y tan tonto
COSAS MÍAS
Es prácticamente imposible que un profesional sanitario cometa un error tan absurdo y tan tonto como el que ha matado a Ryan, han dicho los sindicatos. Se trata de una negligencia sanitaria que, en última instancia, «salpicaría» a la enfermera que erró al ... ofrecerse a alimentar al bebé, escribe un bloguero.
Son dos ejemplos del pensamiento conspirativo tan exitoso en todas las sociedades. Consiste en negar los hechos, aunque estén completamente probados, en buscar las explicaciones más intrincadas, cuando ya tenemos las sencillas. Como es el caso. El de un error absurdo, tonto, increíble, terrorífico, mortal, cometido, en efecto, por una enfermera. Reconocido por ella misma, por los médicos, por el gerente del hospital.
Y ésta es la hora en que no conocemos aún el nombre de esa enfermera, su relato, sus circunstancias, ese minuto fatal en el que equivocó la mediación. Su biografía, la experiencia de sus dos años de trabajo, sus sentimientos. Porque el pensamiento conspirativo, siempre mucho más activo que el amante de los hechos, está muy ocupado buscando otros culpables, denunciando fallos sistémicos, apuntando a las responsabilidades políticas.
La asociación El Defensor del Paciente denuncia 508 muertes en 2008 por presunta negligencia médica. Es posible que bastantes de ellas se deban a las deficiencias de organización, a la falta de medios, a la saturación de trabajo. Y es seguro que otras muchas se deben a errores absurdos y tontos. Errores que, en Medicina, son también mortales.
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