Inmigrantes de la India: los 'invisibles' de Kuwait

A pesar de las denuncias por explotación laboral que proliferaron durante el Mundial de fútbol de Qatar, la muerte de 50 trabajadores en el incendio de un edificio masificado de Kuwait pone en evidencia las malas condiciones en que siguen viviendo los emigrantes del sur y sureste de Asia en los ricos países petrolíferos del golfo Pérsico

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De los 50 fallecidos en el incendio de Kuwait, 46 eran indios y 26 de ellos del estado de Kerala EFE

Sueldos de 300 a 1.000 euros al mes. Jornadas laborales extenuantes bajo un calor asfixiante. Alojamientos siempre hacinados y, en demasiadas ocasiones, tan cochambrosos que no cumplen las mínimas condiciones de higiene y salubridad. Así es la vida de los nueve millones de emigrantes ... indios que trabajan en los ricos países petrolíferos del golfo Pérsico. Buscando un futuro mejor para sus familias, allí se dejan la piel y, a veces, hasta la vida.

La muerte la semana pasada de 46 de ellos en el incendio del edificio donde residían en Kuwait ha vuelto a poner en evidencia las durísimas condiciones laborales, en ocasiones infrahumanas, que sufren los inmigrantes en el Golfo. Poco parece haber cambiado pese a las denuncias por abusos y explotación laboral que proliferaron antes del Mundial de fútbol de Qatar. Con las cifras proporcionadas por las embajadas de sus respectivos países, el diario británico 'The Guardian' reveló en febrero de 2021 que más de 6.500 trabajadores de la India, Pakistán, Nepal, Bangladés y Sri Lanka habían muerto en Qatar desde que la FIFA le concedió el Mundial en 2010. Pero las autoridades cataríes negaron tan elevada cifra. Tras informar en un primer momento de que solo habían fallecido 37 operarios de los estadios, y únicamente tres por causas relacionadas con el trabajo, finalmente reconocieron entre 400 y 500 víctimas mortales. Una de las claves para semejante baile de cifras se debe a que el motivo más común de estos decesos era la «causa natural» de un fallo respiratorio o cardiaco, que estaba provocado por trabajar en los estadios bajo un calor sofocante pero no se consideraba un accidente laboral.

Aunque las últimas 46 muertes tampoco son un siniestro laboral propiamente dicho, sí se deben al trabajo porque ocurrieron en el dormitorio donde una compañía kuwaití-india de construcción y servicios industriales y logísticos, NTBC, alojaba a sus empleados en la ciudad de Mangaf. Según recoge el periódico Arab Times, el fuego se desató a las seis de la mañana del pasado miércoles (12 de junio) por un cortocircuito en la garita de seguridad y se propagó rápidamente a la planta baja del inmueble. Aunque dicha zona debía ser un almacén de uso común, allí se había instalado una cocina con 21 bombonas de gas donde se preparaban las comidas para los casi 200 trabajadores que vivían en el edificio, de seis plantas.

Para aprovechar más el espacio, las habitaciones eran compartidas y los empleados solo estaban separados por paneles fabricados con un material inflamable que ayudó a propagar las llamas y el humo. En total, perecieron 50 trabajadores abrasados y asfixiados, de los que al menos 46 eran indios, 26 de ellos de la región sureña de Kerala, y tres filipinos. Los cuerpos de algunos estaban tan achicharrados que hubo que recurrir al ADN para identificarlos.

Por negligencia en aplicar las medidas de seguridad y homicidio imprudente, la Policía de Kuwait ya ha detenido a varios responsables del edificio y destituido a cuatro funcionarios encargados de las supervisiones municipales. Además, las autoridades están inspeccionando otros dormitorios similares y han cerrado al menos cinco. Como denuncian ellos mismos en las redes sociales, unos 2.000 trabajadores se han quedado en la calle y otros que no tenían visado van a ser deportados.

De los casi cinco millones de habitantes de Kuwait, 3,3 millones son trabajadores extranjeros. De ellos, un millón procede de la India. «Vamos a atajar el asunto de la masificación laboral. Voy a ver qué violaciones de la ley se han cometido y a tratar con el dueño del inmueble», ha anunciado el viceprimer ministro de Kuwait y titular de Interior y Defensa, el jeque Fahd al-Yousef.

«Todas nuestras habitaciones tienen aire acondicionado centralizado y no hacinamos a los trabajadores en ellas. Nuestros empleados tienen prohibido cocinar en las habitaciones. Para ello, tienen una cocina y un comedor común»

KG Abraham

Director gerente de NBTC

Pero el director gerente de la compañía NBTC, el indio KG Abraham, niega que el edificio estuviera masificado y que se hubiera descuidado la seguridad. «El accidente ha ocurrido en un bloque que NBTC tenía alquilado. El incendio no se ha debido a una negligencia, pero asumiremos la responsabilidad de la tragedia. Nos han dicho que el motivo ha sido un cortocircuito. Todas nuestras habitaciones tienen aire acondicionado centralizado y no hacinamos a los trabajadores en ellas. Nos preocupamos por la seguridad de nuestros empleados y llevamos a cabo comprobaciones de seguridad de forma regular. Nuestros trabajadores tienen prohibido cocinar en sus habitaciones. Para ello, tienen una cocina y comedor común», explicó Abraham, según informa el periódico 'India Express'. Para compensar a las familias por la pérdida de sus seres queridos, anunció una indemnización de 800.000 rupias (8.935 euros) por víctima, que se suma a las 200.000 rupias (2.230 euros) prometidas por el Gobierno. Además, el Gobierno kuwaití indemnizará con 15.000 dólares (14.000 euros) a los parientes de cada víctima.

«Las familias recibirán cuatro años de sueldo y otros beneficios. El accidente ha sido doloroso y desafortunado. Mis hijos se reunirán con las familias de todas las víctimas en varios estados. Queremos asegurarles todo nuestro apoyo. Si necesitan trabajo o una educación mayor, se la proporcionaremos», prometió Abraham. En 1976, con solo 22 años, este ambicioso ingeniero se mudó a Kuwait, donde poco después montó su propia compañía, que floreció con la reconstrucción tras la primera Guerra del Golfo en 1990-91. Natural de Kerala, el estado sureño de la India del que proceden la mitad de los fallecidos, es socio de NBTC, una empresa contratista de construcción, logística y servicios petrolíferos y gasísticos que se ha expandido por todo Oriente Medio con 15.000 empleados. En Kerala, Abraham posee el lujoso hotel Crowne Plaza en la ciudad de Kochi y ha producido una película, 'Aadujeevitham', que narra la dura vida de un emigrante indio en Arabia Saudí.

«Aunque estos trabajadores son una parte muy importante de la economía india porque envían a sus familias 110.000 millones de dólares (102.000 millones de euros), son invisibles para la sociedad», denuncia a ABC el analista político Guruswamy Mohan. De hecho, el Banco de la Reserva de la India denomina cuentas invisibles a dichas remesas de divisas de los emigrantes pese a que son las mayores del mundo y ayudan a reducir considerablemente el déficit en cuenta corriente del país.

«Aunque estos trabajadores son una parte muy importante de la economía india porque envían a sus familias más de 100.000 millones de euros, son invisibles para la sociedad»

Guruswamy Mohan

Analista político

«Frente a los inmigrantes indios en Estados Unidos o Europa, que son profesionales nacidos en familias de clase media o alta a las que no necesitan enviar dinero, los trabajadores que van a Oriente Medio están poco cualificados y se suelen dedicar a la construcción y a empleos sencillos como conductores o mantenimiento. Como allí ganan el doble o triple que en la India, ahorran todo lo que pueden para mandar el dinero a sus familias, pagar la educación de sus hijos y construirse una casa en sus pueblos», explica Mohan.

Tal y como añade S. Irudaya Rajan, presidente del Instituto Internacional de Emigración y Desarrollo, «los mayores sacrificios que hacen estos trabajadores son en alojamiento y comida; por eso viven y comen todos juntos en campos de trabajo como el que ha sufrido el incendio». Paradójicamente, el edificio que salió ardiendo alojaba a trabajadores más cualificados de la empresa NTBC como el ingeniero Ponmaleri Kelu, quien tenía 58 años y llevaba una década en Kuwait; K. Ranjith, un contable de 33 años que debería haber estado volando a la India pero cuyo billete no fue confirmado; y Shameer Umarudheen, conductor de 30 años.

«Un chófer, que en la India gana al mes 25.000 rupias (280 euros), puede llegar a las 90.000 rupias (1.000 euros) en Kuwait, mientras que un ingeniero, cuyo sueldo indio es de 70.000 rupias (780 euros), alcanza las 200.000 rupias (2.300 euros) en el Golfo», compara Rajan, quien además es experto en la emigración de Kerala. Al ser uno de los estados más desarrollados de la India, sus emigrantes suelen estar mejor formados que los de otros lugares más pobres, cuya mano de obra nutre las obras y cobra bastante menos.

«Este accidente ha llamado de nuevo la atención sobre la falta de seguridad y las deplorables condiciones de alojamiento de los emigrantes en los países de destino»

S. Irudaya Rajan

Presidente del Instituto Internacional de Emigración y Desarrollo

«Los trágicos fallecimientos de Kuwait se añaden a la lista de riesgos graves, a veces con resultado de muerte, a los que se enfrentan los emigrantes. Estas crisis son resultado de una indiferencia crónica con los derechos de los emigrantes, su seguridad y las condiciones de trabajo en los países de destino. La repetición de estos incidentes también sugiere que no hemos aprendido la lección. Los problemas de los emigrantes solo saltan a la esfera pública cuando hay una situación alarmante», critica Rajan junto a la investigadora Varsha Joshi en una tribuna de opinión publicada en 'The Indian Express'. Ambos denuncian que «este accidente ha llamado de nuevo la atención sobre la falta de seguridad y las deplorables condiciones de alojamiento de los emigrantes en los países de destino. Pero, por desgracia, no son hechos aislados».

Entre 2019 y 2023, el Gobierno indio recibió 48.000 quejas de inmigrantes en el Golfo, casi la mitad desde Kuwait, por impago de salarios, horas extras obligatorias y denegación de visados y beneficios fiscales. Además, su Ministerio de Exteriores contabilizó entre 2014 y 2019 unos 34.000 trabajadores indios muertos en Oriente Medio, la mayoría por infartos debido al calor y al estrés. «Desafortunadamente, la muerte de los emigrantes es la salvación de sus familias», lamenta Mohan. A su juicio, «los trabajadores son la mayor exportación de la India, pero siguen siendo invisibles».

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