Priorizan la búsqueda del coche del raptor en el distrito de Hortaleza

Los agentes locales se están encargando de rastrear los coches sospechosos que puedan coincidir con las características que se conocen del que está utilizando el depravado . Se trabaja con la hipótesis de que este sujeto resida en el distrito de Hortaleza, aunque actúe también en los de Ciudad Lineal y San Blas-Canillejas.

El portavoz del Gobierno municipal madrileño, Enrique Núñez, que además es concejal de Seguridad en la capital, explicó ayer que la Policía Municipal «colabora activamente en la operación Candy» desde el principio, con «todos los recursos tecnológicos con que cuenta el Cuerpo, que son muchos».

Así, los vehículos policiales que patrullan con cámaras (los llamados OCR) llevan meses realizando un escaneo intensivo de matrículas. «Sólo en el mes de julio, han sido 279.335 las registradas en todo Madrid», explicó. De ellas, 3.686 corresponden a San Blas, 15.334 a Ciudad Lineal y, el grueso, 42.859, a Hortaleza.

A lo largo del año, han sido más de 2,8 millones de matrículas las que han sido controladas por los escáneres policiales. El objeto es contar con el máximo de información posible para, en el caso de localizar el vehículo del raptor, saber cuándo, dónde y en qué horarios se ha desplazado. Se cotejan sobre todo aquellos vehículos que sean de la marca que se cree que utiliza el raptor; de ella se trabaja con tres modelos distintos. Estos datos se salvaguardan para no entorpecer la investigación en curso. Sería un utilitario pequeño, de color gris plata y con tres puertas.

Pero, además, los agentes municipales que utilizan en sus patrullas a pie el nuevo sistema de «smartphones» que graba imágenes –un programa piloto importado de Londres y que se aplica desde hace poco en Madrid– han sido destinados masivamente a recorrer los distritos en los que actúa mayoritariamente el pederasta.

Los agentes llevan colocado el dispositivo en el propio uniforme, de manera que pasa prácticamente desapercibido. Habrá también un refuerzo policial en torno a los colegios con motivo del próximo inicio del curso. Enrique Núñez aseguró que en este momento «todos los uniformados de Madrid, sean del color que sean, están dedicados por entero a localizar a este indeseable».

Conforme se conocen datos de su último ataque, hace hoy una semana, los investigadores tienen más conciencia de que el delincuente arriesgó más que en el resto de ocasiones, cometió errores y, además, todo indica a que actuó casi por un impulso.

A diferencia de lo ocurrido en dos de los raptos anteriores, el hombre más buscado de Madrid no conocía el nombre de su víctima; la captó cerca de su casa; paró a comprar muy cerca, en una tienda de chinos, un bote de crema hidratante de una conocidísima marca (dejando unos minutos a su víctima sola, en el coche y en doble fila); se expuso a que le grabaran varias cámaras de vigilancia; no trasladó a la niña a ningún piso; la agredió en pleno descampado, durante mucho menos tiempo; el salvaje fue menos salvaje, y no la narcotizó.

Ayer, finalmente, el juzgado de Instrucción número 10 de Madrid (que instruía el primer rapto, el de septiembre de 2013), agrupó toda la investigación y decretó el secreto de sumario.