La Policía investiga cuatro casos del pederasta de Ciudad Lineal

«Enfermo mental no, pero sí puede tener un trastorno sexual. Un pedófilo se convierte en pederasta cuando pasa a la acción», explica el prestigioso psiquiatra forense José Cabrera Folneiro. El especialista califica al sospechoso, con los elementos que se tiene y las reservas que esto conlleva, como «disciplinado, ordenado, probablemente con estudios y conocimientos farmacológicos» y, quizá lo más importante, «que arriesga mucho».

«Disciplinado, ordenado, probablemente con estudios y conocimientos farmacológicos», así es el raptorLos casos guardan similitudes, pero también diferencias. Desde el punto de vista cronológico, el primer suceso ocurrió en septiembre de 2013. Siete meses antes de los siguientes (uno de ellos, intentado); ese era uno de los escollos que hacían recelar a los investigadores de que fuese un capítulo más de la cadena de raptos. Sin embargo, los expertos forenses consideran que este tipo de delincuentes, al creerse impunes, pueden llegar a acortar el tiempo entre ataque y ataque.

En aquella ocasión, la víctima fue una niña latina y piel negra. Llama la atención que las siguientes fueran una japonesa y una española (la primera logró zafarse del raptor), y la última una menor china . Encajaría ese «alarde» en la idea que ronda a los investigadores de que el pederasta estaría manteniendo un pulso con ellos. Tres niñas y cada una de una raza distinta. Esta idea se apuntala con el hecho de que este individuo actúe siempre en el distrito de Ciudad Lineal. Una suerte de actitud retadora y prepotente hacia la Policía. Se sospecha que pueda vivir o trabajar en la zona; no sólo porque así tiene menos recorrido que hacer en cada ataque, sino también porque conoce muy bien el barrio.

Sabe, además, la manera de trabajar de la Policía: la importancia de no dejar rastros de ADN (las baña antes de abandonarlas en plena calle); de actuar en áreas no controladas por cámaras de videovigilancia (las del Palacio de Hielo, junto al que dejó a la víctima española, no pueden enfocar a las aceras, por la Ley de Protección de Datos); de merodear a las chiquillas incluso durante días antes de asaltarlas, para ganarse su confianza ...

Volviendo al primer caso , de septiembre pasado, hay otro elemento que «despista»: en aquella ocasión, captó a la menor en la esquina de Hermanos García Noblejas con Alcalá y la subió a un coche, pero no la trasladó a ningún piso. La descripción física aportada por la víctima tampoco coincide mucho con la de las posteriores; pero hay que entender que las crías son abandonadas en un estado de «shock» enorme que les impide, si además tenemos en cuenta su corta edad, establecer un relato coherente de lo ocurrido.

El siguiente caso fue el 10 de abril, por la mañana, cuando el sujeto abordó a una menor de origen japonés en la calle de Torrelaguna. La niña, de algo más edad que el resto, opuso resistencia y se zafó del rapto. Frustrado por ello, horas después y esa misma tarde, lo consiguió con la niña española, de 9 años. La mantuvo cinco horas retenidas en una vivienda. La abandonó junto a la boca de Metro de Canillas.

Muy similar fue lo ocurrido con la china, de 6 años, que el 17 de junio secuestró en Ascao. Como a la anterior, la narcotizó con benzodiazepinas, se la llevó al piso y, tras bañarla, la dejó en la calle del Jazmín, 7 kilómetros al norte de donde se la llevó. Ha asaltado a niñas cada vez más pequeñas.