Expomanga 2014
El templo del manga, en la Casa de Campo
El recinto dedica 12.000 metros cuadrados a los fans de la cultura japonesa hasta este domingo
marta r. domingo
Ni el sol implacable ni las horas de espera para entrar a Expomanga 2014 lograron achicharrar ayer la ilusión de miles de aficionados del cómic japonés. A algunos, cantar la banda sonora de la mítica serie Oliver y Benji les servía para ... aliviar el sofoco y la demora en el exterior del Palacio de Cristal de la Casa de Campo . Mientras, otros tantos afortunados, que ya habían logrado acceder, disfrutaban del ambiente festivo y de la fantasía de la cultura oriental que impregnaba cada rincón de la decimotercera edición del salón del manga de Madrid, que hoy cerrará sus puertas a las 20.00 horas. [Consulta la fotogalería con los disfraces más originales de esta edición]
En la primera planta, un cuadrilátero improvisado con conos y cuerda invitaba a los más osados a adentrarse en una batalla de softcombat. Los guerreros espontáneos, ataviados con pelucas y complejos disfraces, medían sus fuerzas con armas acolchadas.
Entre personajes de cómic y videojuegos japoneses también había sitio para Darth vader . Frente a los tres euros que le costó a Miguel Ángel transformar con cartón, unas telas y cinta aislante un chandal en la indumentaria del personaje de la saga de la Guerra de las Galaxias , otras personas como Gustavo Rincón prefirieron emplear un año en crear su «cosplay» -la moda que representa a
«El manga es un hobby más sano, divertido y artístico que irse de botellón»
un personaje manga-. Este profesor de Historia de Secundaria, engalanado con gabardina, polainas y un meticuloso traje de Warhammer 40k -un juego de estrategia en miniatura-, empleó más de cien euros en su disfraz. «Lo importante no es lo que te gastas, sino el espíritu. Que la gente reconozca de qué serie vas vestido, ya es un mérito. Solo por eso, ya ha merecido la pena venir», expresaba con una amplia sonrisa.
Al son de los tambores japoneses, Isabel Gil, una estudiante de Bellas Artes y Arquitectura, contemplaba absorta las ilustraciones de Akira Toriyama , el dibujante de Dragon Ball . «Aprendo y disfruto viendo cómo recrean las escenas y pintan la anatomía de los personajes», decía con cara de admiración. La pasión por Japón y sus costumbres es tal que muchos como Mikaela Rivero desean mudarse al país nipón. «Desde que vi Naruto me fascinó el mundo manga. Para mí, es un hobby más sano, divertido y artístico que irse de botellón».
El templo del manga, en la Casa de Campo
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