La historia recoge su mantel
Era en la práctica el hogar de Fraga, el jarrete Vilas lo han probado presidentes, cancilleres, el Papa, Jagger o Valle Inclán. Pero ya no hay negocio y el Vilas apaga fogones 98 años después de que Rosalía y Ramón iniciasen el sueño gastronómico
pablo alcalá
El día en que Helmut Khol recibió un kilo de percebes abiertos uno por uno por las manos de Paco Vilas; ataviado con el mandil del cocinero porque no había servilleta que salvaguardase su traje de posibles salpicaduras de agua salada con laurel, ... se empezó a forjar la UE. O quizás fue cuando el alemán se rindió a los postres, tras haber dado buena cuenta de los dos kilos del chuletón que se le sirvió.
Y eso que «don Manuel» había desautorizado al consulado de Alemania personalmente , que pretendía que al canciller se le hiciese una carta en su idioma para que pudiera elegir el menú. «En esta casa lo que se come lo elige el chef» , dijo, servilleta en mano al conocer, mientras cenaba, las intenciones de la peculiar delegación teutona.
El pasado 15 de septiembre se cerraba la puerta del que pudiera ser uno de los espacios por el que hayan circulado mayor número de dirigentes mundiales en la historia contemporánea. Por detrás de la Casa Blanca y de la sede de la ONU, mandatario arriba, mandatario abajo, estaba el Vilas.
En 1915 abrían Rosalía y Ramón un local que frecuentaban los participantes en la feria de ganado, gente que venía a Santiago y quería comer como en casa. «El nombre nos lo dieron otros, pero de comer nos daban los feriantes» , cuenta a ABC Paco Vilas, tercera de las generaciones de esta histórica casa compostelana para la que ya no había negocio.
Por el Vila han pasado Fidel Castro, Hiro Hito, Valle-Inclán, Juan Pablo II, Mike Jagger...
Frente al jarrete, los percebes «que para don Manuel eran la bandera de Galicia» , el queso con membrillo el pulpo o las vieiras de los Vilas, han desfilado Fidel Castro, Hiro Hito, Ramón María del Valle-Inclán, Felipe González, Mike Jagger, Juan Pablo II... Variada muestra de los miles de nombres que han degustado «la cocina de lo bueno, sin estrellas Michelín» de la casa de los Vilas. El último de los nombrados lo hizo a cuenta de la casa, como lo hacían bohemios y adictos a las tazas a los que «nunca cobramos un patacón», dice Vilas, cuando describe cómo llegó a la pared del restaurante el cuadro de Villafines que ahora está en su casa.
A Miriam, la próxima Vilas en seguir llenando los libros de visitas en los que hay dibujos de Alberti o literatura de Camilo José Cela, no le gustaba la idea de seguir adelante con «las mesas vacías».
«Fraga ya le decía aquí a Beiras que saldría del BNG. Eran buenos amigos»
Ya no podrá seguir acumulando secretos de mantel. Como los que cada día y cada noche compartía Manuel Fraga con Paco. «Le gustaba hablar de todo, y sabía de todo».
El lugar donde hicieron las paces oficialmente Beiras y Fraga fue también en el que el segundo advirtió al primero que si no cambiaba alguna cosa saldría del BNG. «No era la primera vez que comían juntos aquí, eran muy amigos», asegura Paco. «Tampoco mucha gente sabe que el primero que pisó Monte Pío fue Beiras» , presume casi confidencial quien sueña ahora «todas las noches con el Vilas y con las largas conversaciones» con Fraga.
A sus 71 años, el hombre con el que el de Villalba «despachaba más que con los conselleiros» ha cerrado el templo con todos sus secretos. La crisis «y no otros motivos» apagan sus fogones. Todo ello, con un gran sabor de boca.
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