Al nicho montado en una Harley

Rodeados de ataúdes y coches fúnebres, los visitantes de la feria Funergal que este fin de semana se celebró en Orense recorren los 8.000 metros cuadrados de exposición que componen la muestra. Más de 80 expositores en los que conocer de cerca el último grito en el ámbito funerario . Libreta en mano, los expertos del sector se acercan a las arcas fúnebres, las tocan, comprueban su calidad, sus acabados, el diseño exterior, el interior, y hasta los detalles que las rematan.

De bolsa de deporte a sudario

«Al principio sí que es verdad que da un poco de yu-yu pero es un negocio como cualquier otro», comenta uno de los participantes en la edición. En su stand se muestran distintos modelos de sudarios de evacuación, los que se utilizan en accidentes de carretera, por ejemplo, para el levantamiento de cadáveres. «Mi empresa confeccionaba bolsas de deportes y un día me propusieron empezar a fabricar este tipo de sudarios . Al principio dije que no, pero me convencieron explicándome que si accedía todos los días vendería bolsas», reconoce. El precio de estas particulares mortajas ronda los 12 euros por unidad.

Unos pasos más adelante, un grupo de personas se arremolina en torno a un vehículo fúnebre con el materero abierto. En realidad, están viendo una serie de animaciones en la pantalla de plasma que lleva incoporado el coche en la parte trasera. «Es lo último en traslados fúnebres» , explica a ABC uno de los promotores de la iniciativa.

Coches fúnebres de 80.000 euros

Otras de las novedades en el ámbito de los vehículos dedicados al transporte de ataúdes es la erradicación de las tradicionales cortinillas. «Traen a las funerarias de cabeza porque se ensucian mucho y es difícil mantenerlas bien colocadas, por eso hemos integrado un sistema de iones que permite que los cristales de la parte de atrás se vuelvan opacos, o no, según el momento del servicio». El precio de un coche fúnebre de estas características, con los acabados interiores en acero inoxidable, ronda los 80.000 euros.

Más económicos son, sin duda, los ataúdes para mascotas que la empresa Ataúdes Gallego presentó en la feria. Unas cajas que van de los 40 centímetros al metro veinte y que se comercializan a partir de 119 euros. «Las vendemos a través de Internet y el precio es el definitivo, con los gastos de entrega incluidos», explican sus vendedores. Confeccionadas en madera con tintes de nogal, estos pequeños contenedores pueden albergar desde un gato hasta un San Bernardo .

Una de las estrellas de la muestra Funergal fue el ataúd de oro de 24 quilates que la empresa Ataudes Gallego , una de las más punteras del sector, expuso en su stand. La pieza —encargo de un cliente ruso que prefiere que el precio del ataúd no se haga público— ha sido cubierta a mano con láminas de oro de 8x8 centímetros. «Solo puedo decir que barato no le ha salido» , resuelve uno de los miembros de la empresa mientras muestra sus acabados.

De los 4.000 profesionales del sector que recorrieron los expositores de Funergal, pocos fueron los que se resistieron a inmortalizarse al lado de una Harley Davidson reconvertida en transporte funerario . Se trata de una de las piezas que más miradas acaparó y que lleva integrada una plataforma en la que montar el ataúd hasta el cementerio. Una manera rápida y nada usual de hacer el último viaje.

Arte hasta en la tapa del ataúd

Llegados a este momento de la despedida final, los profesionales funerarios reconocen que son muchas las familias que piden quedarse con un recuerdo de las exequias. Para dar respuesta a sus necesidades, una empresa gallega ha diseñado un ataúd que lleva incorporada en su tapa una obra de arte. «La pieza está atornillada a la caja y, cuando finalizan las honras fúnebres, se desatornilla y se le entrega a la familia» , aclaran.

El autor de estas particulares composiciones es Ángel Orensanz, un afamado artista internacional que esculpe en madera «alegorías de nuestro tránsito vital». Reciclarse o morir, que diría el sabio.