La visita de Macron a Alemania: acuerdo en la defensa de la soberanía europea, diferencias en políticas de defensa e industria
París y Berlín, en su día motor de la construcción europea, desarrollan proyectos paralelos que no son siempre compatibles
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Corresponsal en París
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Iniciar sesiónLa visita de Estado del presidente de Francia, Emmanuel Macron, a Alemania, la primera de un jefe de Estado desde hacía veinticuatro años, confirmó que París y Berlín coinciden en todo lo esencial, salvo en los detalles prácticos de sus políticas económicas, comerciales, industriales ... y militares, ante el futuro de la guerra en Ucrania y el futuro de la Alianza Atlántica y su organización militar integrada, la OTAN.
La visita culminó la tarde del martes en el legendario castillo de Meseberg, en Brandeburgo, donde el canciller de Alemania, Olaf Scholz, y el presidente francés, se reunieron acompañados por una docena de ministros, para celebrar un Consejo de Defensa y Seguridad bilateral con el que ambas delegaciones pusieron en escena un «entendimiento de fondo», quizá falto de acuerdos concretos en cuestiones de seguridad y defensa, ya que París y Berlín hace años que defienden proyectos paralelos no siempre compatibles.
En Dresde, Macron comenzó su viaje de Estado denunciando el crecimiento «inquietante» de los populismos iliberales, hostiles a Europa. Terreno de complicidad política de fondo: el presidente francés y el canciller alemán están amenazados por el crecimiento de dos extremas derechas ascendentes.
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En Münster, el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, entregó a Macron el premio de la Paz que conmemora la Paz de Westfalia de 1648, que puso fin a la guerra de Treinta Años. Steinmeier hizo un elogio altamente simbólico del presidente francés: «Usted evocó la soberanía europea mucho antes del ataque ruso contra Ucrania». Agregando: «Nuestro esfuerzo común por la paz en Europa fracasó por culpa de Moscú». En elipsis, el presidente alemán iluminaba varias de las «incomprensiones» y «malentendidos» franco-alemanes: Macron y Scholz han sostenido con Putin diálogos paralelos, no siempre convergentes. Francia y Alemania sostienen políticas militares diferentes ante la guerra imperial rusa.
Puntos en común
Intentando responder a la ansiedad europea ante la falta de iniciativas franco-alemanas, que fueron, en otro tiempo, el difunto motor y eje desaparecido de la construcción política de Europa, Macron y Scholz publicaron la mañana del martes una tribuna, insistiendo en su «determinación» y «puntos de vista comunes».
«Debemos reforzar la soberanía europea», afirmaron al unísono, por escrito, Macron y Scholz. Y agregaron: «Dentro de unas semanas deberemos establecer las prioridades de la próxima legislatura de la Unión Europea. Debemos afrontar el desafío de una Europa mortal, reforzando la competitividad, el crecimiento y la soberanía».
En su tribuna, el presidente francés y el canciller alemán subrayan la gravedad de la coyuntura de Europa y la UE: «No podemos considerar definitivos los fundamentos sobre los que construimos nuestro modo de vida y nuestro puesto en el mundo. Debemos reforzar nuestras capacidades tecnológicas, reforzando la investigación y la innovación, recordando la burocracia, creando nuevas infraestructuras comunes». En ese mismo plano, Macron y Scholz dicen defender una política comercial común, pidiendo profundizar el mercado interior y la fiscalidad común.
«Debemos reforzar la soberanía europea», afirmaron al unísono, por escrito, Macron y Scholz
Esa genérica declaración de intenciones de buena voluntad, confirmada formalmente con el consejo de ministros franco-alemán, la tarde del martes, en el castillo de Meseberg, contrasta con el rosario de graves cuestiones de fondo, estratégicas, militares, industriales, que la Francia de Macron y la Alemania de Scholz defienden sin complicidad ni apoyo mutuo de ningún tipo, bien al contrario.
Durante el último trimestre, Macron avanzó y propuso iniciativas que no han recibido respuesta concreta de la Alemania de Scholz: poner las armas nucleares al servicio de la defensa de Europa; estudiar el envío de tropas a los frentes europeos; crear un sistema anti misiles europeo…
El silencio alemán a las propuestas francesas es altamente significativo: Berlín prefiere el paraguas atómico de EE.UU. al paraguas francés; el Gobierno del canciller Scholz creó su propio sistema defensa antimisiles, en velada competencia con el sistema francés; Alemania no desea enviar a Ucrania sus misiles de crucero Taurus, mientras que Francia suministra sus misiles de crucero Scalp...
Ambiciones
Sin duda, París y Berlín anunciaron hace semanas el relanzamiento de un proyecto de blindados y sistemas de combate aéreos y terrestres, en los que podría participar España. Proyectos ambiciosos, quizá, cuya realización llevará muchos años, cuando la guerra, en Ucrania, ilustra decisiones inmediatas y muy urgentes.
El silencio alemán a las propuestas francesas es altamente significativo: Berlín prefiere el paraguas atómico de EE.UU. al paraguas francés
Las coincidencias esenciales de la pareja Macron y Scholz no convencen a la prensa francesa y alemana, provocando reacciones muy negativas de la oposición conservadora alemana. En Francia, 'Le Monde' ha escrito: «Dos presidentes en situación muy frágil, en una Europa en crisis». Y el 'Nouvel Obs.' agrega: «Dos líderes opuestos en todo». En Alemania, 'Der Spiegel' titula: «Un amor platónico, en el mejor de los casos». 'Handelsblatt' insiste: «¿La última oportunidad para Scholz?». Por su parte, 'Suddetusche Zeitung' ironiza: «París y Berlín están aplicando estrategias diferentes para apoyar a Ucrania: unos escatiman, otros dudan. Ninguno de los dos es ideal».
En ese marco de «amistad o amor platónico, en el mejor de los casos», Armin Laschet, ex primer ministro de Renania Norte Westfalia, conservador, critica con severidad a la extraña pareja: «Todo el mundo comprende que no se trata de una amistad profunda. Ante Moscú, ambas partes mantienen conversaciones paralelas. Eso no fortalece a nadie».
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