La UE fracasa al intentar alejar de Putin a países latinoamericanos afines
Nicaragua ha bloqueado sistemáticamente las negociaciones para evitar la condena a Rusia
Varios países sudamericanos vetan a Zelenski en la cumbre UE-Celac
La UE tropieza con la resistencia de países americanos a la hora de condenar a Rusia

La Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) escenificaron a duras penas el martes un consenso de mínimos sobre la invasión rusa de Ucrania, debido sobre todo a la posición obstructiva de la dictadura nicaragüense, que es el principal aliado ... de Rusia en la región, y la complicidad de otros países como Cuba, Venezuela e incluso Brasil, que han condicionado las discusiones políticas de esta importante reunión. Para la parte europea, los acuerdos de cooperación económica, sobre todo el que se ha pactado con Chile para la compra de minerales estratégicos, son un consuelo ante la constatación de la incapacidad de la diplomacia comunitaria para defender sus principios en la definición de la agresión de Rusia contra un país soberano y la necesidad absoluta de que Ucrania acabe venciendo esta guerra.
El presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, trató de endulzar la situación al recordar que en la reunión se ha mantenido «la unidad de los europeos en la condena a Rusia», lo que es cierto. Pero no lo es menos que uno de los objetivos con los que se planificó esta reunión era precisamente extender esa posición hacia esta región que la diplomacia comunitaria considera como «la más eurocompatible del mundo». Pedro Sánchez empezó el semestre de presidencia precisamente con un viaje a Kiev para reunirse con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, de la que salió con la idea de que éste último debería participar también en la cumbre para recibir un apoyo claro de los latinoamericanos y exhibir así el aislamiento internacional de Rusia. Zelenski no ha venido ni siquiera en formato de videoconferencia porque se oponía Brasil y la sesentena de altos dirigentes han pasado horas y horas discutiendo sobre el párrafo dedicado a Ucrania, que además ha tenido que ser compensado con alusiones a las reivindicaciones de Argentina sobre las Malvinas, la condena al bloqueo norteamericano sobre Cuba y contra la inclusión de la dictadura castrista en la lista de países que apoyan el terrorismo y una referencia en la que se condena el «esclavismo transatlántico» y se reconoce la necesidad de lo que se considera «justicia reparativa», que es una reivindicación de los países anglófonos del Caribe.
En cuanto a las referencias al conflicto que se está produciendo en las fronteras de la UE, la declaración final habla de la «profunda preocupación por la guerra en curso contra Ucrania» y sus consecuencias en la economía mundial, y ante la que se reclama «una paz justa y sostenible». En otra de las frases, la UE y la Celac afirman apoyar «todos los esfuerzos diplomáticos encaminados a una solución justa y una paz sostenible de acuerdo con la carta de la ONU», que es una formulación que está mucho más cerca del discurso pretendidamente neutral de China o incluso de los intereses de Rusia. En todo caso, no es probable que haya contentado a los dirigentes ucranianos.
Tesis del Kremlin
La cuestión ha sido tan poco edificante que el presidente rotatorio de la Celac, el primer ministro de San Vicente y Granadinas, Ralph Gonsalves, que milita en un partido laborista integrado en la agrupación izquierdista Foro de Sao Paulo, llegó a decir en la rueda de prensa que de todos modos lo que sucede en Ucrania se resume más o menos recordando que «algunos países grandes agreden a otros más pequeños y eso ha pasado en América Latina», en referencia apenas velada a Estados Unidos, «y por eso creemos que se deben aplicar los mismos principios para todos».
Durante toda la mañana la mayoría de los países intentó doblegar la resistencia del ministro de Exteriores de Nicaragua, Denis Moncada, que en todo momento sostuvo las tesis de Rusia y se negó a firmar la declaración final. Algunos europeos, como el luxemburgués Xavier Bettel, se lamentaban de que «es una pena que no podamos decir que hay una agresión rusa contra Ucrania». El polaco Mateusz Morawiecki llegó a dar pistas a los latinoamericanos que pedían menciones al colonialismo, haciéndoles ver que «lo que está haciendo Rusia en Ucrania es claramente un comportamiento colonial», pero todo fue inútil para vencer las resistencias de los socios y simpatizantes del Kremlin.
En cuanto a las referencias al conflicto que se está produciendo en las fronteras de la UE, la declaración final habla de la «profunda preocupación por la guerra en curso contra Ucrania»
Para Michel y para la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, -Pedro Sánchez debía haber estado en la reunión pero se ausentó para poder participar en un mitin electoral en San Sebastián, lo que le impidió escuchar los elogios y buenos augurios que le dedicó el argentino Alberto Fernández en un gesto poco diplomático- la reunión fue un éxito en si mismo porque los dos bloques llevaban 8 años sin contactos directos y ahora han decidido hacerlo cada dos años. A la diplomacia europea le tocará seguir aguantando desplantes y oprobios, como aceptar la presencia de dirigentes sancionados como la venezolana Delcy Rodriguez o aceptar que mientras discutían sobre Ucrania nadie haya recordado el infame sufrimiento de nicaragüenses, o cubanos.
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