Trump puede alargar su procesamiento hasta mezclar un posible juicio con la campaña 2024

El expresidente, experto en hacer embarrar investigaciones y acciones legales, podría buscar alargar el proceso para que su eventual juicio coincida con otro juicio, el de los votantes.

Una táctica habitual en el sistema judicial estadounidense es el 'delay, delay, delay' ('retrasa, retrasa, retrasa'): obstaculizar el proceso con recursos, mociones y otros palos en la rueda para encontrar ventajas o agotar al contrario.

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La acusación contra Trump incluye, al menos, un delito grave

Javier Ansorena

Los delitos graves, según la regulación penal del estado de Nueva York, son aquellos que pueden suponer al menos un año de prisión

Trump lo ha hecho en multitud de ocasiones durante su etapa empresarial -por ejemplo, para intimidar a demandantes, con menos músculo de abogados, con procesos largos y costosos- y también en las investigaciones políticas que le asediaron durante su presidencia.

De hecho, el caso que le ocupa ahora en la fiscalía de Manhattan viene desde 2018, cuando el que era su abogado y ahora su enemigo, Michael Cohen, fue condenado por cargos relacionados con ese pago a Stormy Daniels, la actriz en cuestión, que aseguraba haber mantenido una relación extramatrimonial con Trump en 2006, cuando este estaba casado con su tercera y actual esposa, Melania, y acababan de tener un hijo. Los cargos que recibió Cohen incluían la violación de la ley de financiación electoral, falsificación de documentos financieros y falso testimonio ante el Congreso.

Los fiscales miraron hacia Trump, a quien Cohen acusó de haber dirigido la operación y haberle instruido a hacer el pago, pero en 2019 sus abogados lograron obstaculizar una pesquisa fundamental: obtener sus declaraciones fiscales. Lograron llevar el asunto hasta el Tribunal Supremo dos veces. En ambas ocasiones perdieron, pero solo eso retrasó el proceso durante 18 meses.

Los obstáculos que los abogados pueden interponer a partir de mañana son abundantes: exigir que se desestime la acusación de la fiscalía por tratarse de persecución política; pedir la recusación del fiscal de distrito, Alvin Bragg, y del juez asignado al caso (Juan Merchan) por su parcialidad con Trump (el expresidente a calificado a Bragg de «psicópata degenerado» y del juez ha dicho: «me odia»); exigir que la causa se ventile en otro distrito, donde sus fiscales y jueces sean menos parciales (se rumorea que lo pidan para la vecina Staten Island, un enclave republicano en Nueva York); combatir la naturaleza de los cargos y exigir que sean tratados como delitos menores; o tratar de llevar la causa a la instancia federal.

Es probable que ninguna de esas estrategias funcionen, más allá de estirar el proceso como un chicle. Como referencia, la causa reciente contra la Trump Organization, por la que se ha condenado a la empresa del expresidente, se alargó durante 16 meses desde la presentación de cargos hasta el comienzo de los alegatos de las partes en juicio. Y ocurrió en el mismo juzgado y ante el mismo juez que la que enfrenta ahora Trump de manera personal.

Un retraso similar colocaría el inicio del juicio en el verano de 2024, en plena campaña electoral para las presidenciales y con Trump, a juicio de cómo ha sentado la imputación en las encuestas, investido como candidato republicano.