Trump decreta aranceles del 50% contra Brasil

En represalia por las acciones de las autoridades brasileñas contra el expresidente Jair Bolsonaro

Trump mezcla política y negocios en su viaje de golf a Escocia

El presidente de EE.UU., Donald Trump, asegura que cumplirá su amenaza con la fecha límite del 1 de agosto para la entrada en vigor de los aranceles REUTERS

Verónica Goyzueta

Corresponsal en São Paulo

La relación entre Washington y Brasil ha tomado un giro tenso con un decreto del presidente estadounidense, Donald Trump, que confirma la imposición de un arancel adicional del 40%, elevando el total al 50%, sobre productos brasileños. La medida, que entrará en ... vigor el próximo 6 de agosto, ha sido la respuesta de la Casa Blanca a acciones del Gobierno brasileño que Trump considera una amenaza inusual y extraordinaria contra la seguridad nacional, la política exterior y la economía de su país.

La decisión, que fue anunciada por el norteamericano tras una cumbre de los BRICS, realizada a principios de julio en Río de Janeiro; coincide con la creciente presión de Trump para evitar el juicio y la eventual prisión de su aliado ideológico, el expresidente brasileñoJair Bolsonaro.

A pesar de la drástica medida arancelaria, el decreto de Trump incluye una larga lista de excepciones que alivian el golpe para algunos sectores clave de la economía brasileña. Entre los productos que quedaron fuera de este arancel del 50% se encuentran las aeronaves civiles, el zumo de naranja, el petróleo, vehículos, fertilizantes y productos energéticos. Esta lista de exclusiones sugiere una estrategia calibrada por parte de la Administración Trump para ejercer presión sin asfixiar por completo las importaciones brasileñas, que también son vitales para el mercado estadounidense.

Desde Brasil, los intentos de negociación del presidente Luiz Inácio Lula da Silva y su equipo parecían infructuosos. El vicepresidente Geraldo Alckmin y el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, pasaron las últimas semanas buscando el diálogo con los norteamericanos, pero sin respuestas. Ellos optaron por iniciar un plan de contingencia para defender su economía. El propio Lula criticó la falta de disposición de Trump para discutir el asunto, señalando que el republicano «no quiere conversar». Empresarios de ambos países buscaron vías alternativas para tratar de saltarse la mala relación entre los dos presidentes y la presión de Eduardo Bolsonaro, que se ha mudado a Washington para conseguir el apoyo de Trump a favor de su padre.

En documentos oficiales, Trump acusa al Gobierno brasileño de «persecución política, intimidación, acoso, censura y procesos judiciales» contra Jair Bolsonaro y sus simpatizantes, en acciones que no pasan por el Ejecutivo, sino más bien por los tribunales. Por esa razón, los movimientos de Trump también han apuntado directamente al juez de la Corte Suprema, Alexandre de Moraes, a quien acusa de «amenazar, perseguir e intimidar a miles de sus opositores políticos, proteger a aliados corruptos y suprimir la disidencia».

El Gobierno también sancionó a Moraes con la ley Magnitsky, utilizada para castigar a extranjeros, en una decisión publicada por la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Tesoro estadounidense. La ley, sancionada en 2012 por el entonces presidente Barack Obama, y creada para punir oligarcas rusos; tiene como objetivo castigar a personas acusadas de graves violaciones de los derechos humanos o de corrupción a gran escala. La ley fue creada en homenaje al abogado ruso Sergei Magnitsky, que murió en la prisión tras denunciar un caso de malversación de fondos en el Gobierno ruso.

En el caso de Moraes, la Casa Blanca ha citado casos específicos donde, supuestamente, gigantes estadounidenses de tecnología se negaron a cumplir sus órdenes y, como consecuencia, fueron multadas por el juez, que además ordenó exclusión de ejecutivos de redes sociales en Brasil, y los amenazó con procesos judiciales. Antes de la aplicación de la ley Magnitsky, Trump ordenó el pasado 18 de julio la revocación de los visados de Moraes y la mayoría de sus colegas en la Corte Suprema, así como del fiscal general de la República, Paulo Gonet. El Secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, citó nominalmente a para justificar la medida, aludiendo al proceso judicial contra Bolsonaro, acusado por intento de golpe de Estado tras perder las elecciones de 2022.

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