¿Pueden los Abrams y los Leopard cambiar el signo de la guerra en Ucrania?
EL ANÁLISIS TÁCTICO DEL GENERAL (R) PITARCH
Será clave el tiempo para coordinar los envíos de los carros de combate, entrenar a sus tripulantes, ponerlos a punto y garantizar el buen funcionamiento de las cadenas logísticas
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Pedro Pitarch
La tempestad política en el seno aliado para decidir sobre incrementar o no las capacidades operativas ucranianas se ha resuelto, finalmente, con la decisión germano-norteamericana de enviar carros de combate pesados a Ucrania. Pero tras la tempestad no ha llegado la calma. Tal decisión ... aliada ―verdadera escalada estratégica―, eleva la tensión y pretende lanzar a Putin el mensaje de que Rusia no va a ganar la guerra y que, al final, Moscú, para acabar el conflicto, tendrá que elegir el grado de honorabilidad de su rendición. No obstante, pasarán meses hasta que los carros estén operativos en Ucrania. Se necesita tiempo para coordinar, en el Grupo de Contacto, quién, qué, cómo, cuándo y dónde se harán las entregas. Tiempo para la formación y adiestramiento, técnico y táctico, de tripulaciones, logistas y especialistas en los diferentes materiales. Tiempo para la puesta a punto de los carros a enviar. Tiempo para la organización y ejecución con seguridad de los correspondientes transportes y cadenas logísticas. Y, finalmente, tiempo para vertebrar y cohesionar las nuevas unidades antes de entrar en combate. Los Leopard, previsiblemente, no se verán sobre el campo de batalla hasta finales de la primavera. Los Abrams norteamericanos, de mayor sofisticación y sensibilidad a la infraestructura de funcionamiento, seguramente no aparecerán, como pronto, hasta el final de verano. Y, en esa horquilla, los demás.
Es agobiante el debate sobre características, misiones y capacidades de los carros de combate pesados. Se pretende determinar cuál es el mejor carro del mundo: si el M1 Abrams (norteamericano); o el Leopard 2 (alemán); o el Merkava (israelí); o el Challenger 2; o el T-14 Armata ruso; o que si éste o aquél. Un debate poco útil ya que, aparte de la existencia de diferentes versiones o desarrollos de cada uno de los anteriores, parece olvidarse lo esencial: que no se trata de armas o sistemas autónomos, sino operados por seres humanos. Consecuentemente, que el rendimiento y las capacidades reales de tales ingenios están mediatizados, entre otros, por el nivel de conocimiento, por la experiencia y, sobre todo, por la calidad moral de sus tripulantes. Porque, para combatir eficazmente enclaustrados en un vehículo acorazado, con visión limitada, normalmente en las primeras líneas y entre explosiones, ruidos y olores penetrantes, los carristas, como sucede con los españoles, deben gozar de un gran coraje y una formidable entereza moral y profesional. Los carros de combate pesados, por sí mismos, no son la panacea, bien que se distingan por su gran movilidad, versatilidad, potencia de fuego (especialmente directo) y de choque. Características más o menos potenciadas en función del número sobre el terreno que podría ser no muy elevado (se habla, en total, de solo un centenar).
Probablemente, su aparición sobre el campo de batalla tendrá un enorme impacto psicológico. Pero, a diferencia de lo que ha sucedido con los Himars, eso no cambiará, de forma inmediata, el 'momentum' combativo. Los carros pesados son fenomenales para operar en acciones de alta intensidad, en todas las condiciones atmosféricas, 24 horas al día, e incluso en ambiente de amenaza NBQ. Están diseñados para acciones que requieran gran movilidad y potencia de fuego, especialmente en las de ruptura, explotación y persecución. Se podría afirmar que, en general, la orografía y vegetación ucranianas son favorables al empleo ofensivo de los carros pesados, en estrecha conjunción con infantería mecanizada y con fuerte apoyo de zapadores y pontoneros en misiones de movilidad y contramovilidad (apertura de brechas, franqueamiento de obstáculos importantes, paso de ríos profundos, entre otras). Sus capacidades para batir objetivos, incluso en movimiento, y en cualquier dirección, así como su protección contra artificios explosivos improvisados son muy notables a la hora de enfrentarse a formaciones enemigas, incluso acorazadas: el carro es el peor enemigo de otro carro.
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Posible gran ofensiva rusa
Entre sus limitaciones destacan su gran dependencia logística, particularmente en la función de abastecimientos de clase III (combustibles y lubricantes) y de clase V (Municiones). Su firma técnica y la generación de ruidos y polvos (en terrenos muy secos), que facilitan su detección, le hacen un medio poco discreto. Lo que exige una eficaz cobertura antiaérea (contra aviones, helicópteros de ataque y drones artillados), por lo que basará su protección inmediata en su constante movilidad, la dispersión y el enmascaramiento cuando deba detenerse. El que los aliados hayan decidido traspasar la línea roja de no enviar armamento pesado a Ucrania es, seguramente, consecuencia de los progresos que, actualmente, están logrando las tropas rusas en el Donbass. Y, sobre todo, de la posibilidad de que el Kremlin desencadene una gran ofensiva, hacia finales de febrero, cuando las condiciones sobre el terreno sean más favorables para el movimiento y todavía no se hayan vertebrado organizaciones tácticas pesadas. Hay que tener en cuenta que, además, los equilibrios de control del territorio han cambiado en los once meses de hostilidades. Por el lado ruso, por dos razones. Una es el incremento de tropas como consecuencia de nuevos reclutamientos y la movilización parcial de reservistas. Y la segunda es que los repliegues sucesivos desde Kiev, Járkov y sobre todo desde Jersón (donde se pasó a una actitud defensiva apoyada sobre el formidable obstáculo del bajo Dniéper) han reducido, de facto, la línea del frente más activa, pasando desde los aproximadamente 1.500 kilómetros del primer mes de hostilidades, a los 500 kilómetros actuales. Por el lado ucraniano, su frente se ha ampliado con la amenaza en su frontera con Bielorrusia, tras el aparente proceso de integración militar ruso-bielorrusa. Muy posiblemente el Estado Mayor General ruso, aprovechando esas condiciones favorables del momento, intente acelerar su acción ofensiva, antes de la llegada a Ucrania de nuevos medios (los carros pesados y cientos de modernos vehículos de combate blindados y piezas de artillería, entre otros apoyos de combate). En su caso, las acciones ofensivas más probables podrían materializarse en tres direcciones. Una, redoblando esfuerzos en el Donbass, en un intento de completar la total ocupación del oblast de Donetsk. Otra, desde el oblast de Lugansk en dirección a Járkov. Y la tercera, desde el sur hacia Zaporiyia, para intentar hacerse con el codo del Dniéper y ampliar así el frente ruso parapetado tras ese río.
En España, no es sorprendente el estúpido guirigay político dentro del Gobierno y entre éste y sus socios parlamentarios por el anuncio de la entrega de carros pesados a Ucrania, bien que, todavía, no se haya detallado ni el número de carros de combate a entregar, ni de qué familia extraerlos. El inventario español se resume en 347 unidades. De ellas, 239 son de la familia Leopardo 2E, fabricados en España (219 en las brigadas, más 16 (CREC) de recuperación y 4 carros escuela). Y 108 son de la familia Leopard 2A4, de los que 53 descansan (la mayoría como chatarra) en la AALOG 41 (Casetas, Zaragoza) y el otro 50% están operativos y asignados a distintas unidades y centros, incluyendo las guarniciones de Ceuta y Melilla. Posiblemente, los que se manden a Ucrania salgan de entre los depositados en la AALOG 41, tras una costosa restauración consumidora de tiempo y recursos económicos. Se agranda así la tentación de dilatar su envío hasta después del 28 de mayo, día tanto de celebración de las elecciones como de la festividad de San Carauno de Chartres, asesinado por los bandidos del lugar. Qué impertinente coincidencia…
El autor es teniente general retirado del Ejército de Tierra. Fue jefe del Eurocuerpo y de la Fuerza Terrestre y director general de Política de Defensa en el Gobierno de Zapatero. Ocupó la jefatura de la División de Estrategia y Cooperación Militar del Estado Mayor de la Defensa, así como de la División de Logística del Mando Supremo de la OTAN.
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