El Servicio Secreto admite graves fallos en la seguridad de Trump

El FBI seguía ayer intentando acceder al teléfono móvil de Thomas Matthew Crook, que murió a tiros segundos después de abrir fuego contra Trump el sábado. Crook no dejó un comunicado o una nota explicando sus motivos. Aparte de haberse registrado como republicano y haber donado una cantidad mínima a un grupo demócrata, no se le conocen grandes pronunciamientos políticos, ni siquiera en redes sociales. Sus compañeros de clase le describieron como buen estudiante, tímido, conservador y bueno en ajedrez.

Era también aficionado a las armas. Este lunes, los agentes revelaron que Crook era miembro de un club de tiro en la localidad de Clairton, en Pensilvania, donde tuvo lugar el intento de asesinato a Trump, en el que murió el bombero Joe Comperatore y otras dos personas quedaron heridas. Cuando murió, sobre el tejado desde el que disparó, Crooks llevaba atuendo paramilitar y una camiseta de un canal de vídeos en internet para amantes de las armas, llamado Demolition Ranch.

Aparte de la investigación sobre los motivos y posibles colaboradores de Crooks, hay otras pesquisas abiertas sobre cómo el asesino se pudo encaramar al tejado con un rifle y disparar a 150 metros de Trump. El expresidente salvó la vida por unos milímetros: ladeó la cabeza cuando señalaba una pantalla con un gráfico sobre inmigración y la bala le pasó a una cortísima distancia del cráneo. Hay vídeos de asistentes al mitin que muestran a Crooks encima del tejado, con el arma. Varios testigos dijeron que avisaron a los agentes.

El secretario de Seguridad Nacional, que supervisa al Servicio Secreto, compareció ayer para admitir que hubo graves errores en la preparación de la seguridad del mitin y en la supervisión del recinto. «Es un fracaso», dijo Alejandro Mayorkas. «Algo así no puede ocurrir, por eso precisamente el presidente Joe Biden ha ordenado una investigación independiente», añadió. Dijo el secretario que al término de esa investigación se tomarán las medidas adecuadas para impedir que un ataque similar se vuelva a producir.

Toda la atención está puesta sobre el Servicio Secreto y su directora, Kimberly Cheatle, que lleva en el cargo menos de dos años. Partidarios de Trump han analizado con detalle los vídeos de la respuesta de los agentes al ataque a Trump. Tres de los escoltas eran mujeres. Ben Shapiro, un comentarista muy influyente, ha afirmado en su podcast que la reacción de estas fue lenta y caótica. Pero el expresidente estaba rodeado de una decena de agentes, en su gran mayoría hombres, y un francotirador, también varón, mató al asesino de una bala en la cabeza. A la espera de que acabe la investigación, Cheatle, la directora del Servicio Secreto, ha defendido la actuación de los agentes. «El personal del Servicio Secreto sobre el terreno se condujo con gran rapidez durante el incidente, con nuestro equipo de francotiradores neutralizando al tirador y nuestros agentes implementando medidas de protección para garantizar la seguridad del expresidente Donald Trump», dijo. La duda es por qué no se previno el primer disparo de Crooks. También prometió cooperar plenamente con las pesquisas.

Los republicanos en el Capitolio no quieren tampoco demasiadas demoras. La comisión de control del Gobierno ya ha sido informada de los últimos detalles, a puerta cerrada, por el Servicio Secreto y el FBI. Este último cuerpo policial dijo a los diputados y senadores que está investigando los hechos como un intento de asesinato y a la vez posible terrorismo doméstico, algo habitual en tiroteos masivos.

El propio FBI dijo el domingo en un informe que los investigadores aún no han identificado ninguna ideología que motivara a Crook y que creen que llevó a cabo el intento de asesinato por su cuenta. Crooks, de 20 años, era de Bethel Park y trabajaba en la cocina de una residencia de ancianos. Se licenció en mayo con un título en ciencias de la ingeniería de un centro de formación profesional.

Por su parte, el presidente de la comisión de Seguridad Nacional del Senado, el demócrataGary Peters, dijo el lunes que prepara una investigación bipartidista sobre el intento de asesinato y esperan poder realizar audiencias antes de que el Senado se vaya de receso en agosto. «Vamos a abrir una investigación bipartidista para examinar con detalles los eventos que ocurrieron y determinar si hubo brechas de seguridad», dijo Peters.