Scholz, a solas con Biden en el Despacho Oval

El canciller alemán ha viajado en solitario a Washington para entrevistarse con el presidente estadounidense en un formato inusual, con el que se busca, según fuentes del Gobierno alemán, «la máxima confidencialidad y la máxima solidaridad»

Alemania y Estados Unidos quieren evitar, además, filtraciones como la que afectó a sus anteriores conversaciones

Biden y Scholz, durante una cumbre del G-7 celebrada el pasado verano en Elmau Castle (Alemania) AFP

Rosalía Sánchez

Corresponsal en Berlín

Una conversación privada en el Despacho Oval cuya duración prevista será de dos horas. Sin asesores, sin ministros y sin periodistas. El canciller alemán, Olaf Scholz, ha viajado en solitario a Washington para entrevistarse con Joe Biden en un formato inusual, con ... el que se busca, según fuentes del Gobierno alemán, «la máxima confidencialidad y la máxima solidaridad». En los círculos más estrechos del canciller se habla abiertamente de su afinidad con Biden y, antes de subir al avión, dejó constancia ante el pleno del Bundestag de su compromiso a largo plazo con la estrategia estadounidense para Ucrania, pero Scholz además recordó en su declaración gubernamental que «un año de punto de inflexión significa también un año de estrecha asociación trasatlántica, que es más estrecha y más confiada que nunca», expresión de la que algunos analistas deducen que espera ciertas contrapartidas solidarias, como algún tipo de excepción para los fabricantes alemanes de baterías en las restricciones que impone la ley estadounidense de lucha contra la inflación IRA, que regala generosas subvenciones a compradores de vehículos eléctricos cuyos componentes sean estrictamente de fabricación americana.

El hecho de que Scholz no se haya hecho acompañar por ninguno de sus ministros obedece seguramente a que las posiciones de los socios de la 'coalición semáforo' no son idénticas en muchos campos. Mientras el ministro alemán de Defensa, el socialdemócrata Boris Pistorius, compra tanto armamento como cae en sus manos y exige mayor partida presupuestaria, la ministra verde de Exteriores, Annalena Baerbock, pide diálogo a Lavrov en la cumbre del G-20 en Nueva Delhi.

Alemania y Estados Unidos quieren evitar, además, filtraciones como la que afectó a sus anteriores conversaciones, cuando Scholz puso como condición al envío a Ucrania de los Leopard 2 que EE.UU. se comprometiese a enviar los Abrams. Biden parece dispuesto a entrar en esa dinámica de negociaciones más propia de Bruselas que de las relaciones trasatlánticas, pero no a que el mundo libre sepa que su líder manifiesto compra el fervor de la lucha por la democracia a precio de licencias de exportación.

Scholz espera además un rapapolvo de Biden, que espera de él un liderazgo europeo que el alemán no puede ofrecer. La coalición europea de tanques Leopard 2 encabezada por Alemania no termina de arrancar como cabía esperar en Washington y este tipo de decepciones en mejor tratarlas en la intimidad, sobre todo cuando entre los republicanos crece la oposición al apoyo a Ucrania y se avecinan elecciones en los Estados Unidos.

En Alemania también se aprecia el cansancio de los meses de guerra: solo el 47% de los encuestados por Infratest Dimap para ARD-DeutschlandTrend cree que apoyar a Ucrania con armas es apropiado en este momento. En este estado de opinión, cualquier acuerdo con Biden puede volverse políticamente en contra del gobierno de Belín y en contra de la estrategia aliada, por lo que toda discreción es poca. Y el despacho oval debe ser uno de los pocos lugares del mundo en el que los chinos no escuchan.

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