Los republicanos eligen al conservador Scalise para presidir la Cámara de EE.UU. sin cerrar el caos y la división
Scalise, que llevaba en la solapa un pin con las banderas estadounidense e israelí, aseguró que su primera decisión será impulsar una resolución de apoyo a Israel
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Scalise atiende a los periodistas
Steve Scalise, representante de Luisiana, se convirtió en el candidato republicano para convertirse en el nuevo presidente de la Cámara de Representantes, la tercera autoridad de EE.UU. tras el presidente, Joe Biden, y la vicepresidenta, Kamala Harris. Ocurrió en una ... votación que ganó por la mínima y que no cierra el caos y la división que dominan a los republicanos de la Cámara Baja desde que recuperaron la mayoría en las elecciones de noviembre pasado.
Scalise, un diputado de corte conservador que ha ascendido con fuerza en el partido en los últimos años, se posicionó así como favorito para suceder al frente de la cámara legislativa a Kevin McCarthy, expulsado por una revuelta de diputados extremistas que no le perdonaron un acuerdo de gasto cerrado con Biden el mes pasado para evitar el cierre gubernamental.
En otra época, la elección de Scalise por parte de su grupo parlamentario, que controla una mayoría mínima en la Cámara, aseguraría que ganaría la votación posterior en el pleno para decidir el próximo presidente. Al cierre de esta noticia, esa votación no se había producido todavía, pero había dudas de que Scalise alcanzara la presidencia con facilidad. Una votación que se había previsto a las tres de la tarde (nueve de la noche en España) se suspendió ante la falta de unanimidad entre los republicanos sobre el apoyo al ganador una vez en el pleno, según reveló 'The New York Times'.
De la votación interna dentro del grupo republicano, Scalise no salió tan reforzado como él hubiera deseado. Los dos grandes aspirantes a ser el candidato de la mayoría republicana para el puesto eran él y Jim Jordan, de Ohio, un representante combativo y todavía más conservador que Scalise, que ha ganado mucho prestigio como defensor de Donald Trump desde sus cargos en la Comisión Judicial.
El ganador necesitaba un mínimo de 111 votos y Scalise apenas superó el umbral, con 113. Jordan se quedó cerca, con 99, mientras que un puñado de legisladores se abstuvieron o votaron a otras personas.
Una votación poco clara
La victoria raquítica de Scalise era un mal presagio, sobre todo si se tienen en cuenta los antecedentes. El pasado enero, McCarthy fue apoyado por 188 republicanos, pero, después, en el pleno, un pequeño grupo extremista, muy vinculado con Trump, forzó quince votaciones hasta convertirlo en presidente, arañando exigencias leoninas.
El problema es que la mayoría de los republicanos en la Cámara de Representantes es muy ajustada, 222 diputados frente a 211 demócratas. Es decir, un número muy bajo de abstenciones o votos a otros candidatos puede descarrilar la candidatura de Scalise. Y tras la votación interna, los republicanos no daban señales de alinearse de forma unánime tras Scalise: algunos moderados aseguraban que no tenían claro votar por el ganador, partidarios de Jordan decían que mantendrían su voto en el pleno, alguno apuntaba a volver a McCarthy por lo que considera une expulsión injusta, otros advertían que solo le apoyarían con garantías sobre dureza con la ley de gasto, que hay que volver a votar en poco más de un mes… Otros mostraban confianza en que Scalise llegara a la presidencia: «¡Larga vida al presidente Scalise!», proclamó ante los periodistas Matt Gaetz, el diputado que impulsó la revuelta contra McCarthy.
La elección de presidente de la Cámara es de la máxima importancia en EE.UU. Sin esa figura, buena parte de la acción legislativa de la Cámara Baja queda suspendida. Scalise, que llevaba en la solapa un pin con las banderas estadounidense e israelí, aseguró que su primera decisión será impulsar una resolución de apoyo a Israel. Pero ayer todavía tenía que doblar muchas voluntades. Jordan salió de una reunión con Scalise asegurando que los republicanos están «divididos».