Las quemas del Corán en varias capitales europeas hacen temer un rebrote del terrorismo yihadista

Los protagonistas de los hechos en Suecia y Países Bajos, dos líderes de la extrema derecha anti-islámica, invocaron para justificarlos una presunta «libertad de expresión». No obstante, las quemas en público del libro sagrado de los musulmanes frente a la embajada turca en Estocolmo y, días después, en La Haya, fueron claros ejemplos de odio y xenofobia, tipificados teóricamente como delito.

Cualquier ataque similar contra los seguidores de una religión incurre en esa falta, pero en el caso del Corán las consecuencias son mucho más graves. El islam cree que el libro dictado por Mahoma es palabra literal de Dios y por tanto sagrado en su totalidad, y el musulmán tiene la obligación de defenderlo con su vida. La 'fatua' con sentencia de muerte dictada en 1989 por el ayatolá Jomeini contra el escritor británico Salman Rushdie demostró las consecuencias de un agravio contra el Corán si es publicitado y las autoridades no reaccionan.

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El Corán es tan sagrado, hasta en su condición de manuscrito en la lengua árabe del siglo VII, que los historiadores creen que esa fue la razón principal para que no se implantara la imprenta en Oriente Próximo hasta mediados del siglo XVIII.

Rasmus Paludan, líder ultraderechista sueco, quemó el pasado sábado un Corán frente a la Embajada turca en Estocolmo como protesta por el veto turco a la entrada de su país en la OTAN; el gobierno denunció el acto, pero no no tomó medidas contra Paludan. Pocos días después, el holandés EdwinWagensveld, alto cargo de Patriotas Europeos Contra la Islamización de Occidente (Pegida), pisoteó y rasgó un Corán durante un acto en La Haya en apoyo de Paludan. El ultraderechista subió el vídeo a su cuenta en Twitter y fue llamado a comisaría sin más consecuencias.

Además del frente islamófobo europeo, quien más se beneficia de las provocaciones públicas contra el Corán es el presidente turco, Erdogan, que ve con ellas vindicada su política de chantaje a Suecia para que extradite a líderes de la comunidad kurda, y prohíba sus actividades políticas, a cambio de levantar el veto para que Suecia y Finlandia entren en la OTAN. El líder turco gana además prestigio en el mundo del islam como defensor de lo más sagrado para todo musulmán, a pocos meses de las elecciones anticipadas que parecen asegurarle otro mandato.