Por qué el 'Qatargate' ha destruido la credibilidad de la izquierda en Italia
La trama de corrupción que ha salpicado a la Eurocámara suscita un gran debate en el país: el escándalo choca frontalmente con la superioridad moral de la que presume cierto sector 'progre'
Las claves y quién es quién en el 'Qatargate'
Corresponsal en Roma
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Iniciar sesiónLa tormenta del escándalo de corrupción en el Parlamento Europeo, que vive seguramente la mayor crisis de su historia, con maletas de billetes manejadas por una banda de socialistas para comprar voluntades y favorecer los intereses de Qatar y Marruecos, ha llegado a Italia ... con especial intensidad, hasta el punto de suscitar un gran debate sobre la «cuestión moral» de la izquierda, aunque sería mejor definirla como «cuestión amoral». Es un escándalo que vuelve a mostrar que la supuesta superioridad moral de la que hace gala la izquierda no existe, una izquierda que permaneció muda y conmocionada varios días tras el terremoto que se originó en la Cámara Europea.
Hace ya más de cuarenta años que el histórico líder del Partido Comunista Italiano, Enrico Berlinguer, habló con dureza de la moral, como la «cuestión nacional más importante», tema ineludible para el PCI y para Italia. «Los partidos de hoy son ante todo máquinas de poder y clientela, con escaso o mistificado conocimiento de la vida y de los problemas de la sociedad y del pueblo, programas vagos y cero sentimientos y pasión civil. Manejan intereses, los más disparatados, los más contradictorios, a veces hasta turbios», dijo Berlinguer en el 1981 para atacar a los partidos que estaban en el poder. Pero la «cuestión moral» estaba también en el PCI y se plantea hoy en la izquierda con el 'Qatar gate' . El socialista Gianni Cuperlo, político experto e intelectualmente honesto, explica: «La reacción no es de desconcierto o embarazo, sino de vergüenza. El tema es la cuestión moral que implica a la izquierda y que ninguna hipocresía o remoción puede pretender no ver. Partidos débiles, culturas políticas cada vez más frágiles y clases dominantes capturadas por el ansia de renovar su rol y poder han producido una democracia más desacreditada y vulnerable».
El tesoro en una ONG
Algunos líderes de la izquierda italiana han intentado que se abriera paso esta extraña teoría: los escándalos y corrupción se producen por falta de reglas severas. Y si no existen es por culpa de la derecha, que no las ha querido. Pero no ha surtido efecto hacer caer sobre la derecha el fango que sumerge a la componente italiana del grupo Socialistas y Democráticos del Parlamento Europeo. La realidad es que con la investigación de la policía y la magistratura belga, la Cámara Europea vive cada día un capítulo de la trama corrupta, que se hace más inquietante al conocer nuevos datos. Todo parece indicar que estamos al inicio. El temor es que solo se haya descubierto la punta del iceberg y que lo peor está por llegar.
'Qatargate': Las claves y el quién es quién del mayor escándalo de sobornos del Parlamento Europeo
F. J. CaleroAl menos 1,5 millones de euros en efectivo es parte de los bienes de los que se incautó la Policía belga durante los registros de los domicilios de una vicepresidenta del Parlamento Europeo
Los investigadores belgas consideran que el verdadero tesoro del llamado Qatargate y la conexión con Rabat no está en las maletas y bolsas llenas de billetes, por un total de millón y medio de euros, secuestrados en la casa del exeuroparlamentario socialista y exsindicalista Pier Antonio Panzeri, 67 años, considerado el cerebro de la trama corrupta, y en el apartamento de la ya exvicepresidenta del Parlamento Europeo, la griega Eva Kaili (44), compañera del asistente parlamentario, Francesco Giorgi, 35 años. Los tres están encarcelados porque fueron cogidos con las manos en la masa. Al padre de Kaili se le encontró un «trolly» con 650.000 euros escondido en el hotel.
Según los investigadores, el verdadero tesoro está en las cuentas corrientes de la ONG Fight Impunity (Combatir la Impunidad), fundada en el 2019 por Antonio Panzeri, que había sido europarlamentario socialista desde el 2004 hasta el 2019, teniendo como asistente a Francesco Giorgi. Teóricamente era una «asociación para luchar contra la impunidad de las violaciones de derechos humanos«, pero en realidad a Pier Antonio Panzeri, quien contaba con una impresionante red de influencias, la ONG le servía de pantalla para la trama corrupta. Para dar más el pego, en la Junta de Honor de la ONG figuran, entre otras personalidades, el congolés Denis Mukwege, Premio Nobel de la Paz en el 2018; Federica Mogherini, que fue vicepresidenta de la Comisión Europea y Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad; el exprimer ministro francés Bernard Cazeneuve, y la política italiana Emma Bonino, excomisaria europea.
Corruptores
El diario 'Repubblica' ha visto los documentos que llevaron a la detención de la banda italiana dentro del Parlamento Europeo, en los que hay una definición que da una idea de lo que, según los investigadores, es el 'italian job', (el trabajo italiano): un sistema, dentro del Parlamento Europeo y en particular del grupo socialista, que en nombre de Marruecos y Qatar «representaba un cierto peligro para el equilibrio de la democracia».
Hay otros nombres ligados a ese grupo principal, entre ellos el europarlamentario socialista Andrea Cozzolino, para el que trabajaba Francesco Giorgi como asistente. Cozzolino era presidente de la delegación para las relaciones con los países del Magreb (Marruecos, Túnez y Argelia) y de las comisiones parlamentarias mixtas UE-Marruecos, pero afirma que no está implicado en la trama. En ese club de los amigos italianos está el secretario general de la ONG No Peace Without Justice (No hay paz sin justicia) Niccolo Figà Talamanca, arrestado, que también hizo lobby para promover una imagen favorable de Qatar.
Los servicios de inteligencia belga con la colaboración de otros cinco países de la UE, han investigado la actuación de la banda, siguiendo viajes, encuentros y pagos. Con estos datos, Repubblica señala a «Marruecos y Qatar como grandes corruptores; o mejor, grandes 'infiltrados' dentro de las instituciones de la Unión Europea, en particular el Parlamento. Y un solo objetivo: condicionar a la UE y hacerlo a través del arma convincente del dinero y de la corrupción». En el caso de Marruecos, con la intervención directa de sus servicios secretos, para evitar que las instituciones europeas se inmiscuyeran en la cuestión del Sáhara Occidental.
Los italianos habrían mantenido varias reuniones en Europa con Yassine Mansour, nombrado por Mohammed VI en el 2006 jefe de los Dged (servicios secretos marroquíes). Por su parte, las relaciones de Qatar con la banda las mantenía el ministro de Trabajo Bin Samikh al Marri, para limpiar la imagen de su país sobre los derechos humanos y civiles. Precisamente, en una de sus últimas intervenciones en el Parlamento Europea, la ya exvicepresidenta Eva Kaili dijo sin ninguna vergüenza o empacho: «Qatar está en la primera línea por los trabajadores, ha abolido la 'kafala' (sistema de explotación laboral) e introducido el salario mínimo, reformas que incluso las empresas europeas se niegan a aplicar. Podemos promover nuestros valores, pero no tenemos el derecho moral de dar lecciones para atraer fácilmente la atención de los medios».
Se explica así que el 'Qatargate' sea un escándalo devastador para el Parlamento Europeo, porque cuestiona dramáticamente la fiabilidad y credibilidad de la única institución elegida democráticamente en la UE. Su presidenta, Roberta Metsola, conmocionada tras los registros policiales de las casas de los arrestados, habló sin rodeos sobre la extrema gravedad de los hechos: «El Parlamento Europeo, queridos colegas, está bajo ataque, la democracia europea está bajo ataque, nuestra forma de ser sociedades abiertas, libres y democráticas está bajo ataque».
Indulgencia y autoabsolución
A la vista de estos datos de un escándalo sin precedentes, solo después de cinco días de un silencio ensordecedor, los líderes de la izquierda italiana abrieron la boca para decir algunas palabras. Enrico Letta, que abandonará próximamente la secretaría del Partido Democrático, fuerza política por la que Pier Antonio Panzeri fue europarlamentario, ha dicho que «es un hecho escandaloso e inaceptable, un gravísimo daño a Europa y a su democracia, a nuestros ideales, a la Europa que amamos«. El exministro de Sanidad, Roberto Speranza, secretario de «Articulo Uno», una fuerza política escindida del Partido Democrático, a la que ahora pertenece Panzeri, afirma: «El cuadro que emerge de la investigación que se lleva a cabo en Bruselas nos indigna profundamente. Es un gravísimo asunto. Estamos conmocionados. por las reconstrucciones de estas horas».
Sergio Cofferati, socialista: «El escándalo es un golpe durísimo a la izquierda, con efectos devastadores para su credibilidad»
Si los partidos de izquierda están conmocionados, es fácilmente imaginable cómo estarán sus electores. Es verdad que la corrupción es transversal, pero la izquierda en Italia, sobre todo en las últimas décadas, ha mantenido una cierta indulgencia y autoabsolución en los casos de corrupción y nunca se ha planteado un serio debate para eliminarla. Los escándalos se han despachado diciendo que se trataba únicamente de manzanas podridas. Hoy la cuestión moral implica también a la izquierda en una serie de actividades y conductas que no constituyen delito, pero que seguramente son indignas o muy discutibles para quienes ocupan un cargo público o que alardean de valores progresistas, como es el caso del antiguo militante del Partido Comunista, Massimo D'Alema, exprimer ministro y exlíder del Partido Democrático, que abandonó para fundar el partido Articulo Uno-Movimiento Democrártico y Progresista.
En marzo del 2022, D'Alema estuvo involucrado en la venta de armas a Colombia por parte de algunas empresas italianas como Leonardo y Fincantieri. En el contexto de esta negociación, que tuvo gran repercusión en los medios, D'Alema supuestamente desempeñó el papel de mediador. Massimo D'Alema, que fue un referente de Pier Antonio Panzeri, es consultor de un grupo de inversores de Qatar interesado en hacerse con la refinería controlada por la empresa rusa Lukoil en Priolo (Sicilia). Es un asunto que ahora suscita una amarga reflexión al vicesecretario del Partido Democrático, Peppe Provenzano, sobre la credibilidad de los políticos en la izquierda: «Ver a exlíderes de izquierda haciendo lobby para grandes acuerdos internacionales no solo es triste, dice mucho sobre por qué la gente no se fía, ya no nos creen«.
Es fácil corromper
La edición europea del diario Politico, al hablar del «Qatargate» se ha preguntado: «¿Algunas manzanas podridas o un cesto entero?« Indirectamente le responde el diputado socialista Gianni Cuperlo, posible candidato a la secretaría del Partido Democrático: «Dejemos la metáfora de la manzana podrida. Podría haber sido válida en un contexto donde uno o una pareja se encontraban dentro de la canasta, pero si claramente aumenta el número, el problema es otro. La realidad es que la izquierda está llamada a ocuparse de una cuestión moral que ha calado en sí misma y que ningún atajo, individual o judicial, puede absolver». Añade el dirigente socialista Gianni Cuperlo que «hay acciones y relaciones que no constituyen en sí mismas un delito, pero son incompatibles con la transparencia y corrección que se exige a quienes ejercen funciones y roles públicos»…
El diario 'La Stampa' se ha preguntado por qué es fácil corromper Europa, con una capital como Bruselas en la que empresarios, lobbys y especuladores conviven con los europarlamentarios y asedian a la política. El diario afirma que «la UE se ha vuelto demasiado grande e influyente en comparación con el sueño original de los fundadores. Un gobierno burocrático incontrolable ha crecido en sus nuevos edificios». Hoy, en Bruselas hay dinero y sobre todo capacidad para tomar decisiones sobre cómo y cuándo gastarlo. Ha nacido así una jungla con un número de lobbies extraordinario que supera a Washington. En el informe anual que publica la Eurocámara, en diciembre 2021 había 13.366 personas registradas en lobbies. Teniendo en cuenta que los escaños del Parlamento Europeo son hay 705 escaños, en representación de 450 millones de personas, el resultado es que por cada político hay 19 empleados en lobbies.
Aunque la actividad de los lobbies está regulada, parece evidente que hay un problema entre la política y el mundo de los negocios, entre otras cosas porque hay un sistema de «puertas giratorias» que permite a los políticos al final de su mandato entrar directamente en el mundo empresarial y de los negocios. De hecho hay algunos números alarmantes: el 50% de los comisarios europeos que ejercieron hasta el 2014 fueron reclutados por empresas, bancos y grupos de interés. Entre ellos destaca el expresidente de la Comisión Europea, el portugués José Manuel Barroso.
Regalo a la derecha
El exdirigente sindical y exeuroparlamentario Sergio Cofferati, que fue secretario durante ocho años de la CGIL, el principal sindicato italiano, destaca que el 'Qatargate' es un «durísimo golpe a la izquierda, demasiado cauta en la condena». Añade Cofferati que «sería importante y urgente regular la relación entre Parlamento y los lobbies, en particular haciendo transparentes las relaciones».
No se sabe cómo acabará el «Qatargate», pero al menos servirá para que algunas cosas cambien en el Parlamento Europeo. La presidenta Matzola ha anunciado que está elaborando un importante paquete de reformas que estará listo para el nuevo año. Con cierto optimismo, el senador Pier Ferdinando Casini, expresidente de la Cámara, echa mano del refrán «no hay mal que por bien no venga», tras pedir «la expulsión de los ladrones del templo de la democracia». A nivel político, en Italia se considera que el escándalo ha sido un regalo para la derecha, que ha atacado la hipocresía y doble moral de la izquierda. La primera ministra, Giorgia Meloni, ha atacado: «El escándalo es devastador. Pedimos que se haga luz, nuestra reacción debe ser firme y decidida, yendo al fondo y sin descuentos . Está en juego la credibilidad de la Unión Europea y de nuestras naciones».
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