El presidente de Austria encarga formar gobierno a los conservadores, aunque ganó la extrema derecha
Van der Bellen se niega a entregar el mando al partido más votado en las elecciones de finales de septiembre, la extrema derecha del FPÖ
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El presidente austriaco, Alexander Van der Bellen, pronuncia un discurso en el Palacio de Hofburg en Viena
Nadie quiere formar una coalición con el ganador de las recientes elecciones de Austria, la extrema derecha del FPÖ. Por primera vez en la historia, el partido más votado no recibe el mandato para formar gobierno por parte del presidente federal, el verde Alexander van der Bellen ... , que tras encargar conversaciones a tres bandas a los tres mayores partidos ha entregado el mandato al segundo más votado, el conservador Partido Popular (ÖVP). El líder del FPÖ, Herbert Kickl, cree sin emabrgo que aún no se ha dicho la última palabra. "Si depende de la voluntad de los votantes, solo puede ser un gobierno bajo el liderazgo del FPÖ", ha escrito Kickl a sus votantes en las redes sociales, tomando prestada además una cita de Van der Bellen: "Estoy convencido de que la belleza de la democracia radica en el hecho de que la imposición de la voluntad de los votantes a veces se puede ralentizar y ralentizar, pero en última instancia no se puede prevenir ni detener".
Han pasado poco más de tres semanas desde la elección del Consejo Nacional. Durante este tiempo, los líderes de los tres partidos más votados han entrado y salido del Hofburg, la sede de la Presidencia, para conversaciones en varios formatos, mientras a la vez completaban una ronda de encuentros entre ellos. Finalmente, el presidente van der Bellen ha anunciado que “la elección del Consejo Nacional del 29 de septiembre no fue una carrera en la que el partido que terminó primero formará automáticamente el Gobierno” y ha justificado su decisión: "claro e inequívoco: Herbert Kickl no encontrará un socio de coalición que lo convierta en canciller".
Van der Bellen ha recordado que, según la Constitución, la ley proviene del pueblo. “Y el pueblo somos todos nosotros. Todos somos diferentes, por eso votamos de manera diferente y nadie puede reclamar a todo el pueblo para sí“, ha dicho, dirigiéndose a Kickl, que se autodenomina controvertidamente "Canciller del Pueblo". «También se trata de mayorías», se ha referido a que son necesarios el 50 por ciento de los votos en el Consejo Nacional para un gobierno estable y el candidato más votado no cuenta con ellos porque el resto de partidos se niega a negociar con él. “Si una situación es nueva, se necesita una nueva solución”, alega en su defensa.
Nehammer debería iniciar inmediatamente negociaciones con el socialdemócrata SPÖ, según Van der Bellen, que no ha mencionado explícitamente el nombre del presidente del SPÖ, Andreas Babler, no exento de polémica entre sus propias filas tras el pésimo resultado. Nehammer, en una primera reacción al anuncio del presidente, ha dado a entender que las conversaciones con el SPÖ ya están hilvanadas. “Acepto este mandato con toda honestidad y seriedad y trabajaré duro para garantizar que Austria reciba un gobierno estable respaldado por una mayoría”, ha dicho, aunque ha reconocido que el resultado de las urnas no es una mandato “para seguir como hasta ahora” y ha prometido “cambios y reformas”.
Quiere llevar a las negociaciones de coalición “las preocupaciones de todos aquellos que no votaron por nosotros esta vez” y ha mencionado la política migratoria y de integración, la reducción de los tiempos de espera en la sanidad pública y medidas para aumentar la competitividad. También quiere buscar una “nueva forma de gobernanza”. Babler ha apuntado como condición “que entre todos podamos implementar mejoras reales para la población”. Ambos, sin embargo, necesitan un tercer socio, si lo que buscan es un gobierno estable, y el candidato con más posibilidades es el liberal Neos.
Kickl, por su parte, sigue creyendo en su derecho de ser nombrado canciller y sigue arropado por todo su partido. Nehamer ha sugerido que, si Kickl se retirase, podría negociar con un FPÖ menos radical, pero sólo parece haber conseguido estimular su respaldo. La vicegobernadora de Salzburgo, Marlene Svazek (FPÖ), prevé ahora la llegada de una "coalición de fracasados" al Gobierno de Viena. El líder del FPÖ de la capital, Dominik Nepp, ha lamentado un "día negro para la democracia" y la "coalición de perdedores ad portas", mientras que el presidente del partido regional de Estiria, Mario Kunasek, que tiene que ganar las elecciones estatales del 24 de noviembre, teme que el «modelo perdedor» se traslade también a su región.
El vicegobernador de Baja Austria, Udo Landbauer, otro destacado miembro del FPÖ, ha criticado duramente a Van der Bellen y sus "tratos tras bambalinas contra la voluntad de la población" y para el líder tirolés, Markus Abwerzger, el mandato de formación de gobierno demuestra "que el jefe de Estado incurre impunemente en política de partidos". Desde Burgenland, Alexander Petschnig, ha condenado la "ruptura con todas las costumbres de la Segunda República" y, desde Vorarlberg, Christof Bitschi se ha referido a un "proceso muy peculiar" que todavía va a dar mucho que hablar.