Más de 60 millones de electores iraníes estaban llamados ayer a votar en el territorio de la república islámica la composición del nuevo Parlamento y del órgano que deberá elegir en su momento al líder supremo. La única noticia relevante será la cifra final de ... participación, ante el temor a una abstención generalizada como protesta por las condiciones políticas y económicas impuestas por el sistema teocrático jomeinista.
Aunque el régimen infle las cifras, una participación inferior al 40 por ciento -como apuntó esta semana la televisión estatal- sería un indicio seguro de que la abstención ha sido la más alta desde la llegada de los clérigos chiíes al poder en 1979.
Estas fueron las primeras elecciones desde las protestas de 2022 a raíz del asesinato en dependencias policiales de la joven Amini. Ante la negativa del régimen a asumir la necesidad de cambios la respuesta del pueblo ha sido la indiferencia.
El nivel de censura de los candidatos al Parlamento y a la Asamblea de Expertos adquirió en estas elecciones niveles nunca vistos. De los 49.000 que se presentaron, el órgano rector del régimen -el Consejo de Guardianes- solo aceptó 15.200, después de confirmar sus credenciales y su afinidad con la línea dura que ahora marca el núcleo del poder. Aunque la prensa occidental utilice a veces el término 'ultraconservadores', el más adecuado para definir al círculo que rodea a Jamenei sería el de un fundamentalismo aquejado del miedo cerval a perder el poder.
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