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«Los porros que fumen en California llevarán sangre mexicana»

México quema alijos mientras el vecino estado se dispone a legalizar la marihuana

MANUEL M. CASCANTE

Apenas desprende olor la pira en la que arden las más de 134 toneladas de marihuana, el mayor decomiso en la historia del estado mexicano de Baja California: 15.300 fardos bien prensados, puros cogollos envueltos en plástico y papel metalizado con su «marca de fábrica» o su destinatario: «Pony», «Perro», «CAP» o el que se identifica con la cara de Homer Simpson. En una escena algo berlanguiana, en mitad de un páramo, la «mota» se consume mientras el comandante de la Segunda Zona militar, general Alfonso Duarte, asegura que esa hierba alcanzaría un valor de 140.000 millones en Estados Unidos.

Y mientras México quema la «maría» en teas, apenas a unos kilómetros, cruzando la frontera, California se dispone a permitir que el cannabis arda en pequeñas cantidades y liado en papel de arroz. El próximo 2 de noviembre un referéndum decidirá sobre la legalidad del consumo de marihuana para mayores de 21 años, con un límite de 28 gramos por persona, y el cultivo privado en parcelas de 2,3 metros cuadrados.

Esta medida, según sus defensores, supondría un ingreso en impuestos de mil millones de euros anuales y el ahorro de otros 1.360 millones en las medidas se invierten en su persecución. Pero el jefe de la Oficina de Política Antidrogas estadounidense, Gil Kerlikowske, ha advertido que la propuesta es vendida a los votantes con promesas falsas, como que se reduciría la violencia del narco en México. Y el fiscal general, Eric Holder, ya ha comunicado a responsables de la Agencia Estadounidense Antidrogas (DEA) que las autoridades procesarán a quien porte marihuana, aun si la «Propuesta 19» es aceptada.

Cultivos de «maría»

A este lado, el presidente Felipe Calderón dice que si California legaliza la marihuana para uso recreativo, «nos va a meter en un problema difícil de resolver. Será realmente muy difícil meter en la cárcel a un campesino que está sembrando marihuana para venderla a los californianos».

Una de las personas que más saben de la lucha contra el narco sobre el terreno es el teniente coronel Julián Leyzaola, secretario de Seguridad Pública de Tijuana. Para él, el asunto está claro: «La marihuana que se fume en California estará manchada de sangre mexicana», dice a ABC. Leyzaola, en colaboración con las fuerzas policiales de los tres órdenes de Gobierno (local, estatal y federal), ha conseguido lo que hoy en México parece un milagro: sacar a Tijuana del mapa de la violencia (29.000 muertos desde 2006), cuando hace apenas tres años era su principal protagonista.

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