Cristina bajo fuego
El grave suceso de ayer conduce al país y a sus dirigentes a una situación peligrosa. Son muchos los interesados en aumentar la crispación
Por Carlos Malamud
El alegato del fiscal de la causa 'Vialidad', una causa por corrupción contra Cristina Fernández de Kirchner, sacudió el tablero de la política argentina y acentuó aún más, si cabe, la extrema polarización existente. Se trata de la famosa 'grieta', el enfrentamiento entre kirchenristas ... y antikirchneristas o macristas y antimacristas, que nuevamente la política nacional la vuelve a conjugar en términos de peronistas y antiperonistas.
El pedido del Ministerio Público de 12 años de cárcel e inhabilitación permanente para ejercer cargos de naturaleza política llevaron a la vicepresidenta a recrudecer sus denuncias en torno a una campaña orquestada en su contra desde las más oscuras usinas del poder. El 'partido judicial', los medios tradicionales y la oligarquía serían los arietes de una guerra jurídica en toda regla, el 'lawfare', un plan sistemático para acabar con el Gobierno progresista que rige los destinos del país.
Su actitud victimista y el riesgo evidente de una condena contra la principal dirigente del kirchnerismo tuvieron un efecto político inmediato. En primer lugar, permitieron abroquelar a los distintos sectores del peronismo, algunos seriamente enfrentados entre sí, detrás de la vicepresidenta, aunque en algunos casos el apoyo se mantuvo en el terreno testimonial y retórico. En segundo lugar, desplazaron de la atención pública los serios efectos de la inflación y de la crisis económica, al igual que de las acusaciones de corrupción, que estaban dañando seriamente las opciones electorales futuras de un peronismo cada vez más desmoralizado.
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El intento de atentado que tuvo lugar ayer frente al domicilio de Cristina Fernández debe insertarse en este contexto de polarización y ha llevado al país a territorios ignotos caracterizados por una elevada volatilidad e incertidumbre. En este contexto, desde ambos extremos se intentó llevar las aguas a los molinos propios. Si de un lado, el oficialismo volvió a cargar las tintas contra la 'derecha' y la oligarquía, acusándolas de querer acabar por la vía violenta con el peronismo, del otro, la oposición habló de un montaje orquestado desde el poder con el fin de ocultar los serios problemas del país y movilizar a los seguidores del Gobierno.
El intento de atentado que tuvo lugar ayer frente al domicilio de Cristina Fernández debe insertarse en este contexto de polarización y ha llevado al país a territorios ignotos caracterizados por una elevada volatilidad e incertidumbre
En realidad, lo que hasta ahora presentan las noticias es la obra de un marginal desquiciado con un elevado afán de protagonismo, unos custodios totalmente ineficaces y un Gobierno en horas bajas interesado en aprovechar el intento de magnicidio para revertir una coyuntura totalmente desfavorable. La posibilidad de ser desplazados del Gobierno en las próximas elecciones presidenciales, a celebrarse en octubre de 2023, pendía como una peligrosa espada de Damócles tanto sobre el kirchnerismo 'revolucionario' como sobre el peronismo más tradicional.
Hasta ahora, y pese a la incidencia de la 'grieta', la política argentina había salido indemne de las grandes movilizaciones sociales que a partir de fines de 2019 sacudieron al conjunto de América Latina. Más allá de las diferencias, las agrupaciones políticas mantenían un 'statu quo' que permitía un funcionamiento más o menos fluido del sistema y sus instituciones.
El grave suceso de ayer conduce al país y a sus dirigentes a una situación peligrosa. Son muchos los interesados en aumentar la crispación y aprovechar las aguas revueltas. La tentación de satanizar al contrario, ya enemigo, es altísima. La presencia de ministros en la manifestación de la Plaza de Mayo en respaldo a la vicepresidenta no ayuda en absoluto.
Si bien la Argentina necesita que el diálogo se imponga sobre las partes, las contradicciones del momento son tan flagrantes que hacen muy difícil avanzar en la senda del entendimiento. Por eso es necesario descomprimir una situación tan explosiva, porque, de no hacerlo el abismo podría estar a la vuelta de la esquina.
El autor es investigador principal del Real Instituto Elcano y catedrático de Historia de América en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Miembro de la Academia Nacional de la Historia de Argentina, ha sido seleccionado como uno de los «50 intelectuales iberoamericanos más influyentes» según Esglobal. Ha sido Senior Associate Member (SAM) en el Saint Antony's College, Universidad de Oxford (1992/93), e investigador visitante en la Universidad de los Andes (Cátedra Corona, 2003) y la Universidad Di Tella, entre otros cargos. Actualmente combina su trabajo como historiador con el de analista político y de las Relaciones Internacionales de América Latina.
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