Su llegada al Congreso fue toda una declaración de intenciones de los que ya no creen en sus ideas. Cristina salió del coche y, en principio, parecía muy alegre y saludaba con educación a quienes la vitoreaban. Peor se tomó los gritos en su contra.
Y es que, justo antes de entrar en el hemicilo argentino, levantó su mano derecha y extendió su dedo corazón para dedicar lo que comúnmente se conoce como una peineta a quienes la abucheaban. La expresidenta y exvicepresidenta ya ha dejado claro que no está dispuesta a soportar las críticas e insultos en su contra.
Es, sin duda, una de las imágenes que va a dejar un día histórico para Argentina. El fin del 'kirschnerismo' y la llegada del ultraliberal Milei al frente de la coalición 'La Libertad Avanza' es uno de los giro de guión más importantes de la política albiceleste reciente.
Ya dentro del Conreso, Fernández de Kirschner fue la responsable de hacer cumplir el juramento tanto a Milei como a su vicepresidenta, Victoria Villarruel. No lo hizo con gesto amable, ni mucho menos, sino con una seriedad que da buena muestra del enfado que le supone perder el poder en la Casa Rosada.
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