¿Qué tienen en común el golpismo en Alemania y el golpismo de Cataluña?

Entre los planes de este delirante grupo –siguiendo la inspiración del incendio del Reichstag en febrero de 1933 que permitió a Hitler acumular toda clase de poderes cuando llevaba tan solo cuatro semanas como canciller– destacaba un asalto contra el edificio del Parlamento alemán. La trama golpista había organizado sus propios CDR, contaba con conexiones en los servicios y fuerzas de seguridad alemanas y aspiraba a formar una especie de gobierno en la sombra. De hecho, entre los detenidos destaca la tenebrosamente lerda Birgit Malsack-Winkemann, jueza en Berlín, miembro de Alternativa para Alemania y diputada en el Bundestag entre 2017 y 2021.

La versión 'régimen del 78/Madrid nos roba' de estos golpistas, con ramificaciones en Austria e Italia, mantiene que la república alemana no es un país soberano, sino una corporación creada por los aliados vencedores de la Segunda Guerra Mundial. De acuerdo con su relato contagiado por la teoría conspirativa QAnon favorita del trumpismo, Alemania es gobernada de forma ilegítima por el llamado 'estado profundo' que debe ser derrocado.

El detalle más salchichero que comparten la trama golpista alemana y la catalana sería el intento de recibir ayuda del Kremlin. El cabecilla alemán, identificado como el príncipe Heinrich XIII de la Casa de Reuss (sic) habría intentado ponerse en contacto a través de una intermediaria rusa con el régimen de Putin, tal y como hicieron en su momento los independentistas catalanes. La gran diferencia con España, por supuesto, es que la coalición que gobierna Alemania desde hace un año no va a hacer absolutamente nada por abaratar el coste penal de intentar subvertir la Constitución, el estado de Derecho, el principio de igualdad y libertades fundamentales.