Elecciones EE.UU.
QAnon, la teoría de la conspiración que apoya a Trump
Arizona se ha convertido en un epicentro de un movimiento que cree que los demócratas son parte de una trama internacional de trata de menores
Última hora sobre el día de votación en las elecciones en EE.UU.

El hombre del que muchos sospechan que es Q tomó la palabra en una diminuta sala de reuniones en un lujoso resort aquí en Phoenix y se dispuso a dar lo que solo puede describirse como un sermón, incomprensible para los no iniciados. «Llorar ... y pensar en como podríamos haber cambiado el pasado no es una forma útil de pasar el día, tendríamos más suerte y mejores resultados si aprendemos de los errores del pasado, y usamos esos conocimientos para el presente, escribiendo un futuro mejor para todos nosotros», dijo James Arthur Watkins , de 56 años, con una voz beatífica en la que habló de Mao, Stalin, Hitler, Israel, la carrera espacial, el muro de Berlín, Genghis Khan, Magallanes, Colón y hasta Isabel la Católica.
El hilo argumental era difícil de seguir, pero los asistentes en la sala asentían emocionados, como si Watkins acabara de explicar de una forma sencilla e irrefutable la existencia de un universo paralelo.
Esta era una conferencia en teoría dedicada a Q, y tenía lugar en uno de los lugares donde más ha arraigado esa intrincada teoría de la conspiración: Phoenix, Arizona. Había carteles a favor del presidente Trump y estantes con libros con títulos como «Trumpografía» o «Las Crónicas de Q: la calma antes de la tormenta». Un tipo vestido de vikingo, con dos cuernos en la cabeza y la cara pintada con los colores de la bandera americana, se paseaba con un cartel en el que se leía «Q me ha enviado» .
En la falda de una montaña cerca del resort, alguien había pintado de color blanco la letra Q, como si esto fuera una especie de Hollywood, una meca, pero de las teorías de la conspiración.
Watkins, el ponente principal de esta conferencia, que llevaba por título «QCon LIVE!» , es el dueño y administrador de 8kun, una plataforma digital antes conocida como 8chan . Ambos, la el dueño y su plataforma, fueron investigados por la Cámara de Representantes hace un año, por haber sido esta última el sitio elegido por varios homicidas para publicar todo tipo de arengas y delirios antes de cometer masacres como la de El Paso (20 muertos) o Christchurch (Nueva Zelanda, 50 muertos). En realidad 8chan fue el foro a que se mudó una horda digital de extremistas después de que los administradores de 4chan hicieran limpieza y prohibieran una serie de temas propensos a la polémica.
Para Joseph Uscinski , profesor de la universidad de Miami y uno de los mayores expertos en lo que se conoce como QAnon, este tipo de teorías es muy pertinente en una época tan dada a los populismos. «Cuando los políticos recurren al populismo, es casi seguro que van a utilizar teorías de la conspiración, ya que el populismo y la teoría de la conspiración son casi lo mismo, ambos acusan a las élites poderosas de hacer el mal. Ellos dicen que ellos mismos, el pueblo, están librando una batalla contra un grupo corrupto de élites», explica.
No es coincidencia que esta conferencia tuviera lugar aquí en Arizona. En este estado están teniendo un efecto muy real y sentido sobre la vida política y las elecciones del 3 de noviembre. Hace poco, una revista local reveló unos mensajes privados de un senador estatal, David Farnsworth , en los que este afirmaba creer que existe una trama de demócratas pedófilos que trafican con menores y que Donald Trump está en el gobierno para desmantelarla. Esa es, en esencia, la teoría en torno a Q, un personaje que publica anónimamente revelaciones y predicciones en los foros antes mencionados.
Si a nivel nacional ya hay varios candidatos republicanos para las elecciones al Congreso del 3 de noviembre que creen que esas revelaciones son reales, aquí en Arizona son todo un batallón. Candidatos a escaños estatales como Daniel Wood, Josh Barnett, Suzanne Sharer y Jay Lawerence , entre otros, han publicado en redes sociales mensajes contra el tráfico de menores, relacionados en mayor o menor medida con las teorías que defiende el tal Q en internet, según ha publicado Arizona Mirror .
En agosto hubo aquí dos mítines convocados por una organización conocida como «Freedom for Children» (Libertad para los niños) bajo el lema «Marcha global para detener la explotación y el tráfico de niños». Entre los asistentes había quienes mostraban la letra Q en pancartas y camisetas, y fotografías de aquellos a los que consideran líderes de esa gran red de explotación de menores: el matrimonio Clinton y Jeffrey Epstein , el millonario que se suicidó en prisión a la espera de juicio, o como dijeron algunos de los asistentes, al que «suicidaron» antes de que pudiera hacerse justicia.
Estas teorías de la conspiración no son nuevas, y ya en 2016 llevaron a que un hombre se presentara armado hasta los dientes en una pizzería de Washington, la capital, dispuesto a demostrar que aquel restaurante familiar era la tapadera de un burdel desde el que Clinton y los demócratas ofrecían los servicios sexuales de menores. Desde entonces el FBI ha seguido de cerca el rastro del tal Q y sus seguidores en internet, y ha advertido repetidamente del riesgo de violencia asociado con sus pronunciamientos y creencias.

Aquí en Arizona, el Consejo contra la Trata de Blancas, que depende del gobernador, ha criticado que esas teorías de la conspiración se disfracen de iniciativas contra la pedofilia. De hecho, quien lo preside, Cindy McCain , esposa del fallecido senador y candidato republicano John McCain , ha sido acusada en todo este delirio de ser parte también de esa red de pederastas, porque ha pedido el voto para Joe Biden. La viuda de McCain, que tiene tablas, dijo en una reunión reciente que el objetivo de todos estos iluminados es «influir en las elecciones”. “Es una especie de mínimo común denominador. Pero eso es exactamente lo que está pasando, y lo están haciendo a costa de los niños víctimas de la trata», explica.
Es decir, lo que McCain afirma es que tras esta gran teoría que afirma que los demócratas, liderados por los Clinton y sus secuaces, trafican con niños a los que venden para favores sexuales, hay un interés político, porque lo que el misterioso Q defiende es que Trump es el elegido para poner fin a semejante monstruosidad.
¿Y qué opina Trump? Lo cierto es que el presidente sí se ha pronunciado al respecto. Según dijo en una reciente entrevista en NBC: «No sé nada de ellos. Sé que están muy en contra de la pedofilia. Luchan muy duro contra ella, pero no sé nada al respecto». Es decir, el presidente no renegó de una teoría de la conspiración, sino que en cierto modo alabó su lucha contra la pederastia.

Esto ha arrojado más gasolina al fuego de la conspiración, porque hay toda una corriente que cree que Q no realidad no es Watkins, el dueño de 8chan, sino el propio Trump. Cierto es que comparten obsesiones. El tal Q ha vaticinado en no pocas ocasiones el inminente arresto de Hillary Clinton, uno de los sueños no cumplidos del actual presidente. Otros, sin embargo, creen que Q es John John Kennedy , el hijo de fallecido presidente, que no murió en avioneta en 1999 como se cree, sino que se escondió para volver como un mesías.
De hecho, para el profesor Uscinski, el advenimiento de Trump en 2016 marca un antes y un después en estas teorías de la conspiración. «Trump construyó su campaña sobre la promesa de luchar contra el estado profundo, el establishment. Y con él ha llegado mucha gente cuyas opiniones están fuera de la corriente política principal», afirma. Y en consecuencia cada vez son más las personas elegidas para ocupar cargos públicos que defienden este tipo de teoría de la conspiración».
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