Los partidos alemanes presentan sus programas electorales de cara a las generales condicionados por la necesidad de pactos

La CDU, con la sartén por el mango, ha exhibido en su presentación al que sería su posible vicecanciller, el poco apreciado en el resto de Alemania presidente regional de Baviera, Markus Söder. «Querido Markus, lo hemos solucionado juntos», dijo el líder de la CDU, Friedrich Merz, sobre la redacción de un programa basado en la reducción de impuestos hasta niveles competitivos (25%), el rearme y la política migratoria de mano dura, que incluye el rechazo de solicitantes de asilo en las fronteras alemanas. Y lo decía con razón, el programa se ha decidido en una reunión telemática de la directiva, a toda prisa, un proceso forzado por el calendario del adelanto electoral.

El Partido Socialdemócrata (SPD) de Olaf Scholz y Los Verdes también han apañado su programa sin consultas a las organizaciones regionales ni a las bases. No ha habido tiempo. El Partido Liberal (FDP) al menos ha discutido su programa internamente en los comités. Pero en esta ocasión importa bastante a las directivas del resto de los partidos lo que Merz ha dicho durante la presentación sobre los demás programas. Se ha extendido en comentarios que apuntaban a sus preferencias a la hora de formar gobierno y cabe destacar que ha criticado al detalle la política económica de Los Verdes, lo que convierte en muy complicada una posible colaboración futura.

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Los socialdemócratas (SPD) han escrito en 62 páginas lo que quieren para el futuro gobierno, una especie de carta a los Reyes Magos. La presidenta del SPD, Saskia Esken se ha referido a las preocupaciones de muchas personas acerca del futuro de su puesto de trabajo y ha insistido en poner los problemas cotidianos en el centro de su campaña electoral. El primer plan concreto que ha mencionado es la ampliación del permiso parental. Scholz la escuchaba con mucha atención y ha añadido su deseo de aumentar el salario mínimo de los actuales 12,41 hasta los 15 euros por hora. También ha insistido en reformar moderadamente el freno de la deuda, anclado en la Ley Fundamental alemana y que, hoy por hoy, impide la aplicación del programa electoral socialdemócrata, sobre todo si se tiene en cuenta el apartado de las pensiones.

Los líder políticos alemanes han adoptado el discurso de titulares que han puesto de moda los dos partidos extremos y populistas, prorrusos y antieuropeos, AfD y BSW. El detalle de sus propuestas electorales no es difundido a las masas, para eso están los códigos QR impresos en los carteles electorales, que cada uno podrá utilizar si quiere ir a contenido. Por momentos parece que ni siquiera se han leído al completo los documentos de los programas.

En el caso de Los Verdes, la presentación del programa comenzó con una retransmisión de las mejores jugadas en el pasado de su candidato, Robert Habeck, y el concepto de campaña «mesa de cocina», con el que pretenden una máxima cercanía al electorado. Los Verdes quieren acercarse a los ciudadanos en igualdad de condiciones y con respeto. Y conversar con ellos. «Una persona, una palabra», ese es el título sobre el escenario. En las 67 páginas del programa hay tres capítulos: primero, crecimiento, ecológico y económico. Segundo: Sociedad, «justa y asequible». Y tercero: «Garantizar la paz en libertad, dentro y fuera». Se trata de una receta ya conocida y tristemente experimentada durante la legislatura semáforo, pero, según Habeck, no sólo quieren presentar el contenido de su política, sino también un estilo diferente.

Habeck ha dirigido su mensaje expresamente a la CDU, con la que sueña con colaborar, recordando que «es posible no sólo tener confianza en uno mismo, sino también llevar a los competidores políticos a una situación en la que uno esté dispuesto a dejar de lado su arrogancia durante un cierto período de tiempo y que sea posible la colaboración». Su programa es intencionadamente abierto porque sabe que tendrá que negociar con unos o con otros. O quizá con todos. Y lo que menos conviene durante la campaña es enquistarse en temas que, a la hora de la negociación, supongan un obstáculo. Está prevista una conferencia extraordinaria de los delegados federales verdes para discutirlo, el 26 de enero, cuatro semanas antes de las elecciones. Antes no ve necesario desgastar las posibilidades de coalición.

De entre todos los partidos, sólo el presidente del FDP, Christian Lindner, se ha detenido a comentar el peligro de una nueva migración de votantes hacia los márgenes políticos si el próximo Gobierno Federal no implementa las reformas necesarias en Alemania. «El 23 de febrero del próximo año marca una decisión direccional para nuestro país», ha dicho, tras exponer las importantes desgravaciones fiscales que planea e insistir en su férrea defensa del freno a la deuda en la Cosntitución.