La oposición a Donald Tusk anuncia una gran manifestación de protesta en Varsovia

Los ánimos se venían caldeando con las primeras medidas de Tusk, muy especialmente el desmantelamiento de los medios de comunicación públicos, y han estallado en las últimas cuarenta y ocho horas, tras la detención del exministro de Interior, Mariusz Kaminski, y su asistente Maciej Wasik.

Kaminski y Wasik fueron elegidos diputados en las elecciones del pasado octubre, pero sus mandatos quedaron anulados el pasado viernes por un fallo judicial que ambos se negaron a reconocer, en virtud de un indulto otorgado en 2015 por el presidente Andrzej Duda, también del PiS, que la Corte Suprema revocó a su vez posteriormente.

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Rosalía Sánchez

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Un juez ordenó el lunes su detención y la policía se dispuso a apresarlos el martes por la mañana, pero no los halló en sus domicilios porque estaban participando en una ceremonia junto al presidente Duda. Allí se atrincheraron e hicieron una declaración. «Si nos detienen, seremos presos políticos», afirmó Kaminski. Ya entrada la noche, la policía allanó el Palacio Presidencial y llevó a cabo la detención, tras la cual el jefe de Estado polaco expresó su «consternación» y prometió que «no descansaré hasta que Kamniski sea un hombre libre».

«Como presidente de la República de Polonia y como hombre que cree en una Polonia justa y honesta... estoy profundamente conmocionado por esta situación, por el hecho de que hayan sido encarcelados, a pesar del indulto. Y que se hiciera con tanto celo, con tanta brutalidad, tanto legalmente (...) como físicamente y en los medios de comunicación», lamentó las detenciones.

Duda amagó ayer con emitir un segundo indulto, pero fue placado por la secretaria de Estado de la Cancillería, Małgorzata Paprocka. Las escaramuzas burocráticas entre la Presidencia y la jefatura del gobierno se suceden a gran velocidad y Tusk sigue, imparable, con la limpieza étnico-política en las instituciones: ayer, en medio de esta crisis, destituyó a Michał Kot del cargo de director del Instituto Generaciones, a Konrad Wnęk del cargo de director del Instituto Jan Karski de Pérdidas de Guerra y a Andrzej Przyłębski del cargo de director del Instituto de la República.

Otra batalla se libra en la prensa, que ha acusado a Duda de «esconder a convictos». Con el presidente enfrentado a los tribunales y el primer ministro hablando de «un caos jurídico sin precedentes», los mandatos como parlamentarios de Kaminski y Wasik han sido declarados inválidos y se ha abierto un debate político sobre si el Sejm sigue siendo legal.

La Sala de Trabajo y Seguridad Social del Tribunal Supremo rechazó a última hora de hoy el recurso de Kaminski contra la decisión del presidente del Sejm, Szymon Hołownia, de declarar la expiración de su mandato parlamentario. Varios miembros del Parlamento han puesto abiertamente en duda las decisiones judiciales.

Arosław Sellin entró en la cárcel de Grochów en misión de control parlamentario para comprobar las condiciones en las que se encontraban los detenidos. «Putin y Lukashenko son los más felices por lo que está sucediendo hoy en Polonia», dijo el diputado del PiS Michał Dworczyk en la radio RMF. El exministro de Educación Przemysław Czarnek anunció una recaudación de fondos para las familias de los detenidos.

Kaminski, que fue coordinador de los servicios secretos, es para sus críticos el principal exponente de las tendencias autoritarias del PiS. Un tribunal de apelación lo condenó en diciembre a dos años de cárcel por haberse excedido en sus funciones en en el período en que dirigió la Agencia Anticorrupción polaca, un caso que se remonta a 2007, cuando ideó una operación para exponer la corrupción de la 'desagricultura' de la tierra pero en realidad creó el delito él mismo, según dictaminó el Tribunal de distrito de Varsovia- Śródmieście.

Al margen de su caso judicial, se ha convertido en el ariete de una oposición que no se resigna al cambio de gobierno. Él se declara inocente y anunció una huelga de hambre en la cárcel de Grochów, en la que ambos se encuentran presos y que se ha convertido en un centro de peregrinación de simpatizantes, que protestan con pancartas a las puertas de la prisión. Frente al domicilio de Tusk, escritas sobre la nieve, han aparecido las palabras «No nos encerrarás a todos».