La ONU permanecerá en Afganistán, pero el dinero «se está agotando»

Guterres, hablando con los medios después de una reunión de enviados de más de 20 países , también dijo que las preocupaciones sobre la estabilidad del país estaban creciendo.

«Nos quedamos y cumplimos y estamos decididos a buscar las condiciones necesarias para seguir cumpliendo... los participantes coincidieron en la necesidad de una estrategia de compromiso», dijo Guterres.

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Esta reunión ha tenido lugar tras varias semanas de controvertidas declaraciones en el seno de la organización internacional. El 18 de abril, el administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Achim Steiner, advirtió que, a menos que los talibanes revocaran su prohibición de que las mujeres afganas trabajaran para la ONU, esta estaba «preparada para tomar la desgarradora decisión de retirarse del país». Al día siguiente, la vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohamed, sugirió que los estados miembros usen la poca influencia que tienen para explorar «pequeños pasos» que podrían poner a los talibanes «en el camino hacia el reconocimiento».

Palabras que no sentaron nada bien, sobre todo a las mujeres que siguen en el país luchando y protestando por sus derechos, a pesar de la represión de los talibanes.

Tras la reunión en Doha, a puerta cerrada, Guterres ha recordado que la medida de los talibanes de prohibir trabajar al personal femenino afgano de la ONU es una violación de los derechos humanos. La situación de los trabajadores, y sobre todo de las trabajadoras, es complicada en un país donde las mujeres no tienen permitido trabajar. El pasado mes, los talibanes anunciaron la prohibición de colaborar con la organización. La ONU calificó la decisión de «ilegal». Los 3.300 afganos empleados por las Naciones Unidas (2.700 hombres y 630 mujeres) se han quedado en casa desde el 12 de abril, pero siguen trabajando y mantienen su sueldo.

«Nunca permaneceremos en silencio ante los ataques sistémicos sin precedentes contra los derechos de las mujeres y las niñas», señaló Guterres, según recoge Reuters.

Pero el anuncio que más llamó la atención fue «el grave déficit» que tiene la misión de la organización en el país, a pesar de ser tildada por el propio secretario general como «la mayor crisis humanitaria» en estos momentos.

Guterres advirtió a la delegación de países reunidos en Doha de la necesidad de mayor aporte económico.

Como recoge la agencia Reuters, el secretario general hizo hincapié en que la reunión no tenía como objetivo reconocer la administración de los talibanes, lo que ningún país ha hecho formalmente. Sí que aseguró que estaba abierto a reunirse con funcionarios talibanes cuando fuera el «momento adecuado para hacerlo, pero hoy no es el momento adecuado».

Las últimas restricciones de los talibanes han sido catastróficas para el pueblo afgano del cual dos tercios dependen de la ayuda alimentaria, la mayoría mujeres y niñas, proporcionada por la misión de las Naciones Unidas.

El sábado, un grupo de mujeres se manifestó en la capital afgana contra un eventual reconocimiento internacional del gobierno talibán.

Asimismo, en una carta abierta divulgada el domingo, una coalición de grupos de mujeres expresó su «indignación» por el hecho de que cualquier país se plantee establecer lazos formales con las autoridades afganas.

Lo que ahora está ocurriendo en Afganistán, desde que en agosto de 2021 los talibanes tomaran el país tras la caótica retira de EE.UU. y los aliados es una repetición del gobierno anterior talibán en la década de los 90. En aquel entonces, sin embargo, la ONU optó por trabajar con los talibanes para mantener el flujo de ayuda en la medida de lo posible, llegando a firmar un memorando en 1998 con los propios fundamentalistas, sobre los principios que rigen los programas humanitarios y de desarrollo.

Otras organizaciones como Médicos sin Fronteras, denunciaron dicho acuerdo ya que socavaba «los principios que deben guiar su acción, incluida la igualdad de hombres y mujeres, especialmente en materia de salud».