Naufraga el último intento de tregua en Gaza antes del Ramadán

Hamás pide un alto el fuego de 40 días en la Franja de Gaza, para -según dice- poder repartir adecuadamente la ayuda humanitaria y aliviar la hambruna, a cambio de liberar un rehén israelí por día. De los más de 200 que capturó en su ataque, los expertos creen que deben quedar unos 130 en manos de los islamistas, de ellos al menos 30 ya cadáveres.

Israel ha pedido a través de diversas instancias a Hamás que dé pruebas de vida de sus rehenes, y un mínimo de datos, pero el grupo radical palestino se niega a hacerlo aludiendo a la dificultad de comunicación entre sus comandos en plena guerra. El Gobierno hebreo sospecha que Hamás solo pretende «ganar tiempo» para reconstruir sus unidades dentro de los túneles o en las zonas donde aún no ha penetrado el ejército israelí, y se niega a seguir negociando.

Si no hay un cambio súbito en la situación, las tropas israelíes podrían llevar a cabo su ofensiva terrestre sobre la localidad de Rafah, donde se apiña más de un millón de civiles palestinos, este mismo fin de semana. Hace poco, uno de los ministros del Gabinete de guerra de Netanyahu advirtió a Hamás de que contaba hasta el inicio del ramadán para liberar a los rehenes. Y el plazo se cumple el domingo o el lunes próximos, dependiendo del calendario lunar.

La situación humanitaria en Gaza parece en estos momentos desesperada, pero puede serlo más aún si el ejército israelí lanza su ofensiva contra Rafah, que considera el último bastión aparentemente controlado por la infraestructura de Hamás en la Franja.

A ese escenario se suma además el llamamiento de todos los movimientos yihadistas para que, con motivo del comienzo del mes de ayuno musulmán, se produzcan levantamientos contra Israel en Cisjordania y en Jerusalén. El Gobierno de Netanyahu ha advertido que extremará sus controles en los accesos a la Explanada de las Mezquitas, donde es tradicional que acudan decenas de miles de fieles para conmemorar el arranque del ramadán, aunque al final no prosperó la tesis de cerrarla que proponía el sector más duro.