Matteo Messina Denaro, la diabólica vida de un capo de la mafia
Condenado a cadena perpetua por decenas de asesinatos, disolvió en ácido a un niño de 12 años, hijo de un arrepentido de la mafia. Además fue uno de los responsables de los atentados que costaron la vida a los magistrados Falcone y Borsellino
Hijo del jefe mafioso de su ciudad natal, Castelvetrano (provincia de Trapani, Sicilia) aliado histórico de los Corleonesi de Totò Riina, huyó de la justicia en el verano de 1993, cuando en una carta escrita a su novia de entonces, Angela, tras las ... masacres mafiosas en atentados en Roma, Milán y Florencia, le anunció el comienzo de una nueva vida .
«Sabrás de mí, me pintarán como un demonio, pero todo son falsedades», le escribió Messina Denaro, dando a entender que sabía que, poco tiempo después, su nombre sería asociado a una serie de atentados.
Durante años, centenares de policías han estado involucrados para detenerlo. El tiempo en que ha sido fugitivo, 30 años, constituye casi un récord, como el de sus aliados jefes de la mafia, Totò Riina, que escapó esposado y estuvo escondido durante 23 años, y Bernardo Provenzano, que logró evitar la prisión durante 38 años.
Messina Denaro fue condenado a cadena perpetua por decenas de asesinatos, incluido el del pequeño Giuseppe Di Matteo, hijo de un arrepentido de la mafia. El niño, de 12 años, fue estrangulado y disuelto en ácido, tras dos años de cautiverio. Messina Denaro fue condenado por un tribunal de Caltanissetta (Sicilia) a cadena perpetua por ser uno de los responsables de los atentados que costaron la vida a los magistrados Giovanni Falcone y Paolo Borsellino y sus escoltas en Palermo, en 1992. El jefe de Cosa Nostra era entonces Totó Riina, apodado «La Bestia», un criminal responsable de decenas de asesinatos. Su hombre de confianza era Matteo Messina Denaro, quien a la muerte del corleonés Riina, fallecido el 17 de noviembre 2017 en la cárcel, se convirtió en el sucesor como jefe de Cosa Nostra, heredando sus secretos.
Messina Denaro estaba considerado hasta ayer como un personaje invisible. Tiene una hija, Lorenza, a la que nunca ha visto ni reconocido. Fue un amante del lujo y de las mujeres, misógino, un asesino despiadado capaz de ordenar homicidios de jueces que eran héroes nacionales, como Falcone y Borsellino, o cometer asesinatos por banales celos. Lo llamaban «u Siccu» (el delgado) y él se colocó el apodo de «Diabolik».
Testimonios mafiosos han referido que se hizo cirugía plástica en Bulgaria y que se operó el estrabismo en la clínica Barraquer de Barcelona. Ha sido capturado gracias a las interceptaciones telefónicas a algunos parientes y la base de datos de pacientes con cáncer. Ahora la policía busca su escondite y el tesoro de su imperio económico.