Macron, tras hablar con Putin, anuncia una guerra larga y dura en Ucrania

El presidente francés debía conmemorar el LXXVIII aniversario de la liberación del pequeño pueblo de Bornes-las-Mimosas, donde comenzó la liberación de Francia en el frente sur-Mediterráneo, en 1944, tras el desembarco norteamericano, en Normandía, Italia y Francia.

Antes de celebrar el acontecimiento, con mucho fervor, Macron se entrevistó telefónicamente, largamente, con Vladimir Putin, sacando consecuencias aparentemente muy pesimistas, invitando a franceses y europeos a «pagar el precio necesario para asegurar nuestra libertad».

Aludiendo al desembarco aliado, con el que comenzó el principio del fin del nazismo, Macron estableció un paralelismo directo con la situación en la que se encuentra Europa, de este modo:

«Desde el ataque brutal lanzado por Vladimir Putin, el 24 de febrero pasado, la guerra ha vuelto a nuestras fronteras, en Europa. Cuando pienso en nuestro pueblo, me digo que será necesaria una gran fuerza de alma para mirar de frente los desafíos que nos esperan. Será necesario resistir ante las incertidumbres y la adversidad, para aceptar, juntos, el precio que será necesario pagar para defender nuestra libertad y nuestros valores«.

Durante su mensaje a la Nación, con motivo de la fiesta nacional, el 14 de julio pasado, conmemoración de la toma de la Bastilla, en 1789, Macron anunció «sangre, sudor y lágrimas», y un invierno previsiblemente duro y difícil.

Continuando esa tarea de pedagogía dramática e histórica, Macron ha deseado hacer coincidir el recuerdo del desembarco aliado, en el Mediterráneo francés, con una nueva conversación infructuosa con Vladimir Putin.

El resultado de esa conversación ha vuelto a ser sencillamente nulo. Y Macron advierte de los previsibles sacrificios nacionales y europeos que será necesario afrontar los próximos meses de otoño e invierno, temiendo que la guerra de Ucrania sea larga e incierta.