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África
La descolonización se hizo tan mal que produjo el efecto contrario al buscado
Frankenstein 2 (12/08/2023)
Vox (8/08/2023)
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Iniciar sesiónÁfrica es hoy una inmensa herida. De norte a sur, de este a oeste. Una herida en carne viva, lo que significa que el menor roce causa inmenso dolor. Siendo los más débiles, las mujeres, los niños, los ancianos -aunque quedan cada vez menos- quienes ... más lo sufren. Dónde no son los yihadistas quienes imponen su férrea ley coránica, son los militares gobernando a toque de corneta. Pero, como no están de acuerdo entre ellos, se pelean por el poder y sus beneficios en una eterna guerra civil. El resultado es miseria, caos, abusos y desplazamiento poblacional. Los únicos puntos donde vivir no significa jugarse la vida -Marruecos, Egipto- es a coste de renunciar a todo tipo de libertad y futuro. No es nada de extraño que sean muchos los que prefieren morir ahogados antes que en aquel infierno.
¿Cómo se ha llegado a ello? Pues es de sobra sabido; la descolonización se hizo tan mal que produjo el efecto contrario al buscado. Una de las mayores diferencias entre la Primera y Segunda Guerra Mundial esque los vencedores fueron los EE.UU. y la URSS, potencias extraeuropeas. Una de las primeras cosas que hicieron fue acabar con el colonialismo, con lo que Inglaterra, Francia, Bélgica, Holanda, Portugal y la propia España se quedaban sin colonias. Lo decidió la resolución 1.514 (XV) de la Asamblea General de la ONU del 14 de diciembre de 1960. Algo que se hizo a lo bestia; los europeos largándose y los nativos encantados con su derecho a la autodeterminación, en un país donde los colonos se habían limitado a explotar sus riquezas naturales, sin preocuparse de una administración, comunicaciones, sanidad, enseñanza, orden público y demás instrumentos del inexistente Estado.
Lo que apareció tras su marcha fueron las tribus, muchas enfrentadas entre sí. Debieron quedarse y crear un aparato estatal, pero no se hizo. Viví la descolonización desde dentro de la ONU y podría contarles casos sagrantes, como el de aquel ingeniero vasco que dejó su buen remunerado trabajo para ayudar a aquella gente y tuvo que abandonarlo porque «lo único que piden aquellos dirigentes es una siderurgia. Sin tener los materiales ni el personal para ello. Los proyectos más modestos, pero adaptados a su realidad, no les interesan». Lo más triste para mí es que la única colonia que queda es Gibraltar.
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