¿No hay nadie más que David Cameron?

Es una forma de prepararse para las elecciones dentro de un año y, sobre todo, estar en mejores condiciones de retener el liderazgo tory si no pierde por un margen considerable. Entonces, haría la verdadera purga de los conservadores mutados en nacionalistas ingleses, para que el partido volviese a ser una gran tienda, capaz de sumar diferentes sensibilidades y corrientes.

Pero la designación del instigador y perdedor del Brexit como responsable del Foreign Office prueba que no le quedan muchos leales. También, que Sunak entiende la política conservadora es un asunto entre muy pocos, unos elegidos que fueron a los mismos colegios y universidades, que han heredado el mérito más que alcanzarlo, por mucho que él si compitiera con éxito en el mercado financiero.

David Cameron es un ludópata no diagnosticado a tiempo, que se jugó a una carta el futuro de su país en un referéndum mal diseñado e innecesario. El Brexit ha hecho del Reino Unido un país más pobre, menos influyente y más dividido. Se trata de un político indolente que no supo negociar con la Unión Europea las condiciones que le hubieran permitido presentar a sus ciudadanos una nueva relación con Bruselas y que tampoco quiso hacer campaña en serio por la permanencia.

Como ex jefe de gobierno se ha visto envuelto en un escándalo por sus prácticas de lobby a favor de una empresa de finanzas con problemas. La Cámara de los Comunes las investigó y calificó como «realizadas sin criterio.» Además, ha completado sus ingresos como ponente en conferencias en las que compartía su experiencia acerca de cómo encajar el fracaso. Sunak le premia ahora elevándole a la Cámara de los Lores y dándole la cartera de Exteriores. Esperemos que no le permita tomar ninguna decisión crucial y lo aleje todo lo posible de los botones.