El club Macron

A medio plazo, la comunidad es una manera de ayudar a los europeos a gestionar una geopolítica cambiante, en una era de grandes rivalidades que amenazan nuestra paz y bienestar. Esta comunidad es una buena ola a la que subirse y así lo ha entendido con buen olfato la primera ministra británica. Liz Truss no solo ha acudido a la reunión centroeuropea, sino que lo ha dado todo: ha hecho las paces con Macron, ha firmado un acuerdo sobre energía en el mar del Norte con sus vecinos y ha ofrecido su país para albergar la reunión de este nuevo foro en 2024.

El Reino Unido tiene mucho que ganar en una interlocución constructiva con el resto de países europeos, como ya lo empezó a hacer Boris Johnson en la lucha contra la emergencia climática y la cooperación en la ayuda militar a Ucrania y las sanciones a Rusia. Por su parte, Macron intuye que no será el líder europeo que suceda a Angela Merkel. Bastante ha hecho ganando un segundo mandato y frenando de nuevo los movimientos populistas y nacionalistas en los dos extremos ideológicos. De hecho, el político francés prepara de modo discreto su siguiente etapa en una organización internacional o en el sector privado. Pero al mismo tiempo, procura empujar este club, en vez de resignarse a que la burocracia bruselense gestione la estabilidad del continente sin visión estratégica alguna a través de las ampliaciones en marcha.