MONNET & CO.
Los altavoces de los extremos
Con el veto a McCarthy, los republicanos más intransigentes no solo están dilapidando una victoria
Kevin McCarthy, el líder republicano que ha puesto en pie de guerra a su propio partido
Caos y bochorno en Washington por la revuelta de los republicanos en la Cámara de Representantes
El republicano Kevin McCarthy
Las elecciones legislativas de noviembre pasado dieron la victoria en la Cámara de Representantes a los republicanos. Pero dos meses después, el poder legislativo ha sufrido el bloqueo de una veintena de congresistas ultraconservadores, que han boicoteado a Kevin McCarthy, el candidato de su propio ... partido a presidir la cámara baja. Doce votaciones durante cuatro días, en medio de incesantes negociaciones intra-partidistas, no han sido suficientes por ahora, aunque cada vez McCarthy está más cerca de conseguir su nombramiento. Los demócratas se han sentado a disfrutar del espectáculo y, de forma irresponsable, no están dispuestos a hacer nada para desbloquear una situación que daña el prestigio de las instituciones. McCarthy reúne todos los requisitos para ser el nuevo Speaker de la Cámara. Ha conseguido el apoyo explícito de Donald Trump, con el que tuvo alguna diferencia cuando se le ocurrió aceptar el resultado de las elecciones presidenciales de 2020. Los disidentes que se han opuesto a su elección, no obstante, no se fían ni de Trump y han reclamado, entre otras cosas, cambiar las reglas para poder destituir a McCarthy fácilmente en el futuro. Este ejemplo de tiranía de la minoría es el resultado de la fragmentación de la política norteamericana, un fenómeno que ocurre también en suelo europeo. En el caso de Estados Unidos, el sociólogo Jonathan Haidt ha explicado cómo dos grupos minoritarios son capaces de condicionar de forma desproporcionada las decisiones de los grandes partidos: se trata del 6% de la población, que se define como muy conservadora y el 8%, muy progresista, dos bloques de población con más renta y oportunidades que el resto. Las voces de los extremos se apoyan en práctica perniciosa de rediseño de distritos electorales a medida y despliegan una enorme influencia en las redes sociales, diseñadas para ganar con el aumento de la polarización. Si prospera el veto a McCarthy, los republicanos más intransigentes no solo estarán dilapidando una victoria. Nos ofrecen un retrato preciso del fracaso de la política cuando solo existen principios innegociables y verdades últimas, y deja de entenderse como el noble arte de lo posible.