Joe Biden se despide de la ONU justificando su adiós: «Hay cosas más importantes que quedarse en el poder»

Biden buscó utilizar su veteranía para ofrecer una visión optimista sobre los conflictos, crisis y desafíos que atenazan al mundo. Es cierto que él lo ha visto todo. Cumplirá 82 años en noviembre y lleva en la alta política de EE.UU. desde que ganó un escaño de senador en 1972. «Sé que aparento cuarenta años», bromeó en el arranque de su discurso, en el que recordó la gravedad y la incertidumbre en el contexto internacional en aquellos años: la división de la Guerra Fría, la guerra de Vietnam, la tensión en Oriente Medio. «No fue sencillo, ni simple y hubo reveses». Pero se redujo la amenaza de una guerra nuclear, se acabó con el conflicto en Vietnam y, tras una guerra, Israel y Egipto firmaron un acuerdo de paz, recordó.

«Estoy convencido de que ahora estamos en otro punto de inflexión en la historia mundial», dijo el presidente, en un contexto de guerras en Ucrania y Gaza, de conflictos armados en Sudán o Birmania, de crisis económica en muchas partes del mundo en desarrollo o de desafíos tecnológicos como la regulación de la inteligencia artificial. «Las decisiones que tomemos hoy determinarán nuestro futuro en las próximas décadas. Debemos defender los principios que nos unen. Debemos estar claramente contra la agresión para acabar con los conflictos. Debemos afrontar los desafíos globales como el cambio climático, el hambre, las enfermedades y debemos prepararnos desde ya para las oportunidades y los riesgos de nuevas tecnologías revolucionarias».

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Biden defendió la decisión de su Administración de ser el gran apoyo de Ucrania en su respuesta a la invasión de Rusia, una guerra que comenzó hace dos años y medio, a la que no se le ve el final y cada vez más impopular en EE.UU.

«Vladímir Putin ha fracasado», dijo sobre el presidente de Rusia, ausente en la cita de la ONU (su embajador, Vasili Nebenzia, tecleaba con teatralidad en su móvil mientras Biden hablaba). «Trató de destruir a Ucrania y Ucrania sigue libre. Trató de debilitar a la OTAN, y la OTAN es más grande, más fuerte y está más unida que nunca», añadió antes de reafirmar su apoyo al Gobierno de Kiev, con Volodimir Zelenski en la sala. «No nos podemos cansar. No podemos mirar a otro lado. No cesaremos en nuestro apoyo a Ucrania hasta que Ucrania consiga una paz justa y duradera».

En ese momento, Biden recibió el primer aplauso a su discurso. También levantó otro cuando defendió la solución de los dos estados para Palestina e Israel, un asunto en el que volvió a dejar claro su apoyo a la respuesta del Gobierno de Benjamin Netanyahu e insistió en la necesidad de lograr un alto el fuego y la liberación de todos los rehenes. Lo hizo con poco convencimiento, tras meses de intermediación infructuosa en las negociaciones entre Israel y Hamás y días después de que su asesor de seguridad nacional, John Kirby, reconociera que la Administración Biden no esperaba un acuerdo para los meses que le quedan en la Casa Blanca.

El discurso de Biden fue en la sede de la ONU, pero iba dirigido al público estadounidense. El presidente ha quedado en un segundo plano con su renuncia a la reelección el pasado julio y aprovechó la atención de la ONU para defender por su política exterior, a pesar de la salida caótica y trágica de su ejército en Afganistán, de la creciente influencia de China en todo el planeta y de no haber podido poner fin a las guerras en Ucrania y Gaza.

También usó el escenario para insistir en la idea de que renunció a su candidatura porque «después de cincuenta años de servicio público, es el momento para que una nueva generación de líderes lleve a mi país hacia adelante». Ese «adelante» es uno de los lemas de la campaña de su vicepresidenta, Kamala Harris, que no tiene previsto visitar el cónclave de la ONU esta semana.

Esa explicación de Biden, sin embargo, no se compadece con la realidad. El presidente de EE.UU. incumplió la promesa que hizo en la campaña de 2020 de ser una figura transitoria, buscó un segundo mandato a sabiendas de su impopularidad y de que le mantendría en la Casa Blanca hasta los 86 años y solo renunció por las presiones de su partido tras un desempeño calamitoso en su debate de junio con Donald Trump.

Biden cerró el discurso con un mensaje de esperanza -«nunca he sido más optimista que ahora sobre el futuro»-, pese a la acumulación de crisis, desde la guerra civil en Sudán a la extensión del conflicto en Oriente Medio con los bombardeos en Líbano. Todo lo contrario que el secretario general de la ONU, que lanzó advertencias graves sobre el contexto al que se enfrenta el planeta.

«No podemos seguir así», advirtió sobre los niveles de «impunidad», «desigualdad» y «incertidumbre» que dominan las relaciones internacionales.

«Las brechas geopolíticas siguen profundizándose. El planeta se sigue calentando. Las guerras continúan sin pistas sobre cómo se solucionarán. Y las posturas agresivas sobre armas nucleares y nuevos armamentos son una sombra negra», alertó Guterres. «Vamos camino de lo inimaginable, de la explosión de un barril de pólvora que amenaza con afectar a todo el mundo».