Biden advierte de que «nadie quiere una guerra a gran escala» entre Israel y Hizbolá

«Una guerra a gran escala no interesa a nadie», defendió Joe Biden, presidente de EE.UU. y soporte principal de Israel en la comunidad internacional, en su discurso. Biden aseguró que desde el 7 de octubre del año pasado, la fecha de los ataques terroristas de Hamás en territorio israelí que desencadenaron el conflicto, «hemos estado determinados a evitar una ampliación de la guerra que afecte a toda la región».

Eso parece un objetivo cada vez más difícil de conseguir ante los ataques cruzados entre Israel y Hizbolá. «Gaza es una pesadilla sin fin que amenaza con llevarse consigo a toda la región. Basta con mirar a Líbano», advirtió Antonio Guterres, secretario general de la ONU, poco antes de que hablara Biden.

«Todos deberíamos estar alarmados por esa situación, Líbano está al límite», dijo Guterres. «El pueblo de Líbano, el pueblo de Israel y el pueblo del mundo no pueden permitirse que Líbano se convierta en otra Gaza».

Esa preocupación ha sido compartida por muchos países y mandatarios. Arabia Saudí emitió un comunicado en el que advertía del «peligro de la expansión de la violencia en la región», y el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, atacó con dureza a Israel durante su turno en el estrado de la Asamblea General. El responsable de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, se mostró «extremadamente preocupado por la escalada en el Líbano», como también lo ha hecho el ministro de Exteriores de Francia, Jean-Noël Barrot, que ha solicitado una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU esta misma semana, mientras los líderes de todo el mundo se reúnen en Nueva York.

Entre ellos estará el primer ministro de Líbano, Najib Mikati, que tenía previsto acudir al cónclave de la ONU pese a la situación que vive su país para conseguir apoyo diplomático y evitar un empeoramiento del conflicto. También estará aquí su homólogo israelí, Benjamín Netanyahu, que está previsto que se dirija a la Asamblea General el jueves, el mismo día que hablará el líder palestino, Mahmoud Abás.

En Nueva York había mucha expectación ante el discurso del presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, en su primera intervención ante la Asamblea General de la ONU. Pezeshkian, que alcanzó la presidencia a finales del pasado julio, mostró un tono conciliatorio con las potencias occidentales -con la excepción de Israel, al que atacó con dureza-, al contrario que algunos de sus predecesores, que han sido combativos desde la tribuna de la ONU.

«La República Islámica de Irán busca asegurar su propia seguridad, no crear inseguridad a otros», dijo Pezeshkian, una declaración que no se compadece con la financiación, entrenamiento y entrega de armas a grupos terroristas en Oriente Medio. Irán es el principal soporte tanto de Hamás en Gaza como de Hezbolá en Líbano, a quienes Pezeshkian calificó de «movimientos populares de liberación que son víctimas de los crímenes y el colonialismo de Israel».