Italia elegirá por sorteo a los miembros del Consejo Superior de la Magistratura para evitar corrientes de poder

Este mecanismo lo propuso recientemente el expresidente del Gobierno español, Felipe González, ante la falta de acuerdo del PP y el PSOE para la renovación del Consejo General del Poder Judicial

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La primera ministra italiana, Giorgia Meloni efe

Ángel Gómez Fuentes

Corresponsal en Roma

El Gobierno de Giorgia Meloni aprueba un proyecto de ley de reforma de la Justicia que supone una revolución en la magistratura italiana. Era un punto clave del programa electoral de las derechas. La primera ministra califica la reforma como «justa, necesaria e ... histórica», porque «acaba con las corrientes en el Consejo Superior de la Magistratura, cuyos componentes serán elegidos por sorteo», estableciendo además un «Alto Tribunal disciplinario que tendrá la tarea de expresarse sobre los ilícitos de los magistrados».

La separación de las carreras, fiscales y jueces, es la madre de las reformas de la Justicia en Italia. Se habla de ella desde hace más de 30 años. La planteó con fuerza el legendario magistrado Giovanni Falcone, asesinado por la mafia en mayo de 1992. Con la reforma, cada togado tendrá que hacer una elección definitiva desde el inicio de su carrera: o una función procesal (los fiscales que llevan a cabo las investigaciones) o una función juzgadora (los jueces de los tribunales o juzgados).

La consecuencia del doble concurso será la creación de dos Consejos Superiores de la Magistratura, en lugar de uno solo, como ocurre en la actualidad. Ambos, al igual que el actual, estarán integrados por tres miembros de oficio (el presidente de la República, el primer presidente del Tribunal Supremo y el Fiscal General del Tribunal Supremo) y otros 30 miembros elegidos por sorteo. De ellos, 20 serán miembros profesionales, es decir, pertenecientes a la magistratura (actualmente son elegidos por los propios magistrados) y 10 serán no magistrados, que actualmente son elegidos por las dos cámaras del Parlamento, Congreso y Senado, en sesión conjunta, y elegidos entre profesores ordinarios en materias jurídicas o abogados con al menos 15 años de ejercicio de la profesión.

Sin duda, el sorteo en los dos Consejos Superiores de la Magistratura constituye una de las grandes novedades de la reforma. El objetivo de los proponentes al imponer el mecanismo del sorteo es evitar el riesgo de que los nombramientos sean influenciados o decididos por las corrientes del poder judicial.

Desde luego, el mecanismo del sorteo es una gran novedad en Italia, pero quizás no sea muy original. Lo ha propuesto recientemente el expresidente del Gobierno, Felipe González, ante la falta de acuerdo del Partido Popular y el PSOE para la renovación del Consejo General del Poder Judicial. (CGPJ). En una reciente entrevista en El Hormiguero, Felipe González dijo: «Si no se ponen de acuerdo, que sorteen a los candidatos calificados. ¿Hay 50 calificados que pueden ser? Que sorteen entre los 50. Si en el plazo de un mes ustedes [PP y PSOE] no se ponen de acuerdo, se sortean. Y salen los que salen, ni de uno ni de otro».

Alto Tribunal disciplinario

Otra novedad importante es la creación de un nuevo organismo: un Alto Tribunal disciplinario, para establecer «justicia interna» en los fiscales y jueces, cuando haya ilícitos o malas prácticas. Actualmente, esas funciones las ejerce el Consejo Superior de la Magistratura. Con la reforma, la función del órgano disciplinario se confía a un Alto Tribunal, compuesto por 15 magistrados (3 serán designados por el presidente de la República, 3 elegidos por sorteo de una lista elaborada por el Parlamento en sesión conjunta de las dos cámaras; 6 jueces y 3 fiscales serán sorteados por las respectivas categorías). Sus cargos serán por 4 años, no renovables. Las sentencias podrán ser recurridas ante el mismo tribunal, con una diferente composición.

El ministro de Justicia, Carlo Nordio, 77 años, un conocido magistrado, considera que se da un paso histórico en la justicia italiana con la reforma. Exulta también la primera ministra que explicó en un vídeo el proyecto de ley: «En esta nación, las cosas que no funcionan bien deben cambiarse. Y cuanto más intentemos cambiarlas, más fuerzas de conservación se moverán contra nosotros. Pero no tenemos miedo, estamos aquí para hacer lo que sea necesario. Queda mucho por hacer y al final de este trabajo serán los ciudadanos los que nos juzgarán», dijo Giorgia Meloni, que atacó las corrientes en la magistratura al explicar la creación de un Alto Tribunal disciplinario: «Tendrá la tarea de expresar una opinión sobre los ilícitos de los magistrados, sustrayendo esta actividad al Consejo Superior de la Magistratura para superar la criticidad registrada hasta ahora de un sistema, también aquí, condicionado por las corrientes, y que por lo tanto tiende a no sancionar ni siquiera las mayores violaciones» [de los magistrados].

El enfrentamiento con la Asociación Nacional de la Magistratura, a la que pertenecen la gran mayoría de los magistrados, no se ha hecho esperar. La Asociación no descarta una huelga. Su presidente, Giuseppe Santalucia ha declarado a La Repubblica: «Es una ley inútil y perjudicial, ahora los jueces son más débiles, pero dispuestos a movilizarse».

Un juez considerado una leyenda por su lucha contra la mafia, Giovanni Falcone, explicaba así por qué la carreras del fiscal y del juez debían estar separadas: «Al tener formación y carreras unificadas, con destinos y roles intercambiables, jueces y fiscales son, en realidad, indistinguibles entre sí. Quienes, como yo, exigen que haya, en cambio, dos figuras estructuralmente diferenciadas en términos de competencias y de carrera, son tildados de enemigos de la independencia del magistrado, nostálgicos de la discrecionalidad de la acción penal y deseosos de someter al Ministerio Público (fiscal) al control del Ejecutivo».

Ahora comienza un largo partido en el Parlamento, con posible prórroga en las urnas. Al ser una reforma constitucional, son necesarios los votos de las dos terceras partes de las dos cámaras. De no lograrse, se sometería a referéndum. Cabe destacar que la unanimidad en el Consejo de ministros sobre la reforma se ha producido gracias a un pacto de la coalición gubernamental. Cada partido podrá presentarse ante sus votantes con su correspondiente reforma importante del programa electoral: La reforma del llamado 'premierato', para reforzar el poder del primer ministro, es la bandera de Giorgia Meloni y Hermanos de Italia; la autonomía regional es el gran sueño de la Liga; y la Justicia , con la separación de las carreras, fue la gran batalla de Forza Italia, que ahora exulta porque el «sueño de Berlusconi se ha hecho realidad».

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