Israel endurece sus ataques en Irán y los amplía al sector energético

Las armas hablan con intensidad y silencian la posibilidad de una salida dialogada al contencioso nuclear. Netanyahu justificó el inicio de esta guerra en la amenaza atómica de Irán y un alto cargo del Gobierno israelí reveló a 'The Economist 'que en las primeras 12 horas de ataques aéreos, destruyeron «el 20 por ciento del programa nuclear», y que Netanyahu planea al menos dos semanas completas de ataques.

El primer ministro israelí se dirigió a la nación en un vídeo mensaje para decir que «atacaremos cada sitio y cada objetivo del régimen de los ayatolás y lo que han sentido hasta ahora no es nada comparado con lo que les espera en los próximos días». Los iraníes tienen cada vez más claro que esto no es un mero ataque contra el régimen, sino una operación para debilitar al máximo a Irán.

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Mikel Ayestaran

Donald Trump y Vladímir Putin hablaron durante casi una hora y el presidente estadounidense aseguró que el enviado de la Casa Blanca, Steve Witkoff, está listo para reanudar las conversaciones nucleares. Trump quiere que Teherán negocie bajo la presión de las bombas para que acepte detener del todo el enriquecimiento de uranio, pero los iraníes no aceptaron. La república islámica contactó con Rusia y China, países aliados, y acusó a Israel de llevar a Oriente Medio en un «peligroso ciclo de violencia».

Mientras Trump habla de negociación, Israel ha causado graves daños en la planta de enriquecimiento de Natanz y la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) recogió además daños en cuatro edificios del complejo nuclear de Isfahán, entre ellos el centro de conversión de uranio. La AIEA aseguró que, pese a los ataques, «no se detecta un aumento de la radiación» en la zona.

Cuando la central ucraniana de Zaporiyia se vio en mitad de los combates con Rusia, la comunidad internacional puso el grito en el cielo por el riesgo de explosión nuclear. En el caso de las plantas iraníes no ha habido ningún tipo de comentario sobre los riesgos, pero la agencia de la ONU informa de los niveles de radiación cada jornada.

El diálogo es historia de un conflicto que Israel extendió al sector energético con el ataque contra la planta de gas de South Pars, al sur del país, y al menos contra dos refinerías de petróleo, informó el ministerio de Petróleo. «La fase 14 del campo de gas South Pars fue blanco de un ataque y amplias partes se han incendiado», recogió la agencia Fars, que detalló que fue una operación realizada con drones. El presupuesto iraní depende plenamente del gas y petróleo por lo que esta expansión de los ataques representa un golpe directo a las finanzas de la república islámica.

Esto podría hacer que los iraníes amplíen los objetivos en suelo israelí, donde la noche del viernes golpearon en Tel Aviv y otras ciudades próximas, sus misiles mataron a cuatro personas y causaron importantes destrozos en viviendas civiles. Esta respuesta iraní provocó el enfado del ministro de Defensa Israel Katz quien amenazó con «quemar Teherán» si se repite una acción de esta magnitud. De momento ya han matado al menos a 80 personas y herido a 300 en los 150 ataques realizados en las primeras 48 horas.

Los iraníes claman venganza y su presidente, Masoud Pezeshkian, aseguró que «vamos a endurecer las respuestas», pero las fuerzas de Israel, con el apoyo de Estados Unidos, son muy superiores desde el punto de vista tecnológico. A esto hay que sumar la enorme capacidad de infiltración que ha demostrado el Mossad en la cúpula militar del régimen, que ha quedado descabezada.

Frente a esta superioridad, Sardar Esmail Kowsari, alto cargo de la Guardia Revolucionaria, dijo que el cierre del Estrecho de Ormuz «está bajo consideración y que Irán tomará la mejor decisión con determinación». Esta opción hace temblar a los mercados porque es el paso por el que circula en buques un tercio del petróleo que se consume en el mundo. Aunque el pulso entre Irán e Israel es regional, un cierre de Ormuz tendría un impacto global porque el precio del petróleo se incrementará aun más de lo que ya lo ha hecho en cuento se produzca.