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Las infancias robadas a los aborígenes de Australia

Entre finales del siglo XIX y la década de 1970, el Estado separó a los niños de las Primeras Naciones de sus familias, los despojó de su cultura y sus raíces y los internó en centros donde sufrieron abusos. Hoy quedan 17.000 supervivientes

Australia rechaza, en un referéndum, reconocer a los pueblos indígenas en su Constitución

Supervivientes de Kinchela bajo la higuera donde les ataban por las noches Fotos cedidas por KBHAC

Gonzalo Aguirregomezcorta

Sídney

La inmensa rabia de Robert Young se siente en cada exhalación. Su voz está rota. A sus 75 años, las grietas de su dicción se dilatan mientras recuerda al milímetro el día en que fue separado de su familia. Tenía 5 años cuando al ... regresar de la escuela, de camino a casa, la Policía lo metió en un furgón junto a su primo y sus dos hermanas. Una de ellas acababa de cumplir 3 años. Era 1954 y en aquel instante comenzó a sellarse en sus huesos un trauma que se llevará a la tumba. Antes de separar a niños y niñas en diferentes trenes de la Estación Central de Sídney, dos hombres de uniforme se acercaron a Robert. «Me dijeron que mis padres habían muerto», rememora aguantando el tipo. Acto seguido, emprendió rumbo al lugar donde sería brutalizado durante los próximos once años de su vida sólo por ser aborigen: el Hogar para Niños de Kinchela.

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