Hungría construye dos reactores nucleares financiados por Rusia

El Gobierno húngaro ignora por completo las sanciones contra Rusia y ha autorizado la continuidad del pago en rublos al exportador de gas ruso Gazprom

El primer ministro húngaro, Viktor Orban Reuters

Rosalía Sánchez

Corresponsal en Berlín

Apenas la Autoridad Nacional de Energía Atómica húngara, (OAH) ha hecho pública su autorización, el gobierno húngaro ha anunciado que este mismo otoño comenzarán las obras para la construcción de la nueva planta de energía nuclear de Paks, respaldada por Rusia. La construcción de los ... dos nuevos bloques de la planta Paks II, además de los dos reactores VVER de fabricación rusa, cada uno con una capacidad de 1,2 gigavatios, tendrá lugar sobre un terreno que está sobre una línea de falla activa, según ha denunciado el medio Kirekt36, a pesar de lo cual el ministro de Exteriores Péter Szijjártó confirmó que las obras comenzarían, según lo previsto, en septiembre. El informe favorable que acaba de hacer público la OAH abre definitivamente la puerta al proyecto, para el que Rusia ha proporcionado un préstamo de 10.000 millones de euros. El presupuesto completo es de 12.500 millones de euros y ha sido encargado sin licitación gigante nuclear moscovita Rosatom, que persigue el proyecto desde 2014. Hungría pagará el 20% restante.

«Se trata de un gran paso, de un hito», se ha felicitado Szijjarto en un video publicado en su cuenta en Facebook. «Podremos pasar de la fase inicial a la fase de construcción. Lo verán en las próximas semanas, en la ubicación de Paks», ha localizado tanto en el tiempo como en el espacio. Cada uno de esos dos reactores se sumará a los cuatro construidos en los años 80 y que abastecen aproximadamente la mitad de la producción de electricidad que consume Hungría. «De esta forma, podremos garantizar la seguridad del aprovisionamiento energético del país a largo plazo y proteger al pueblo de las fluctuaciones extremas de los precios de la energía», ha justificado Szijjarto, que considera además que «ha quedado claro que en el futuro solo podrán sentirse seguros aquellos países que sean capaces de producir por sí mismos la energía que consumen y por ello la construcción de Parks II es crucial para nosotros». El ministro afirma también que se puede prever de forma «realista» que los dos reactores entren en funcionamiento hacia finales de esta década y ni siquiera ha mencionado la posibilidad de que las sanciones internacionales contra Rusia y sus empresas terminen afectando al proyecto.

Buenos vínculos

Esta controvertida planta ilustra los buenos vínculos que el primer ministro nacionalista de Hungría, Viktor Orban, mantiene con el presidente Putin. El pasado mes de febrero, Putin fue el primer líder internacional en felicitar a Orban por su última victoria electoral y la invasión rusa de Ucrania no ha modificado los planes de Budapest, al contrario que los demás países de la Unión Europea (UE), dispuestos a reducir lo más rápidamente posible la dependencia energética del bloque de fuentes rusas. A principios de mayo, por ejemplo, Rosatom perdió un importante contrato con Finlandia. El acuerdo que Moscú firmó en enero de 2014 con Hungría y que atribuye a Rosatom la construcción de dos reactores, a una hora de carretera de Budapest, ha sido ahora sin embargo reactivado por la financiación rusa.

El Gobierno húngaro ignora por completo las sanciones contra Rusia y ha autorizado la continuidad del pago en rublos al exportador de gas ruso Gazprom, que está llenando sus reservas para el invierno con un suministro aumentado, puesto que está bombeando 2,6 millones de metros cúbicos por día más de lo habitual a través del gasoducto Turk Stream, que atraviesa los Balcanes.Hay conversaciones para recibir más en septiembre, de manera que alcance los 700 millones de metros cúbicos por encima de los volúmenes establecidos en el contrato plurianual que Hungría mantiene con el gigante ruso. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, se ha pronunciado indirectamente sobre este asunto al publicar un mensaje en redes sociales en el que insistía en que es «vital para la seguridad energética de los europeos» el ahorro de energía.

Al mismo tiempo, Rusia ha bloqueado la revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), por las críticas a su toma de la central nuclear ucraniana de Zaporiyia. La décima conferencia del tratado, que ha reunido esta semana a los 191 países firmantes, ha terminado por este motivo sin un acuerdo de mínimos porque Rusia se ha negado a aceptar el párrafo en el que se exige que la planta atómica regrese al control de las autoridades ucranianas. La delegación rusa ha acusado a las potencias occidentales de «forzar en la conferencia asuntos que no tienen que ver con el tratado» y el representante estadounidense en la negociación, Adam Scheinman, ha acusado por su parte a Moscú de buscar «blindar su objetivo de borrar del mapa a Ucrania con las modificaciones que proponía al texto del acuerdo de la conferencia».

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