Estado fallido
Haití declara el estado de emergencia y toque de queda tras la huida de miles de reclusos
Más de 3.000 presos han escapado de la principal prisión de Puerto Príncipe, liberados por las pandillas que controlan el 80% de la capital y alrededores, ante un Estado fantasma y paupérrimo
Al menos seis policías muertos y miles de presos fugados tras el asalto de bandas criminales a una prisión en Haití
Cadáveres quedaron regados cerca de la Penitenciaria Nacional luego del ataque por parte de bandas armadas
Haití se encuentra bajo el asedio de pandillas, en una auténtica zona de guerra en la que las fuerzas armadas brillan por su ausencia. Es el panorama de Puerto Príncipe, la capital de la isla. La situación empeoró el pasado domingo, cuando cientos de ... reclusos huyeron de la principal prisión de Haití luego de que un grupo armado irrumpiera en las instalaciones penitenciarias durante la noche y liberara al 92% de los presos que se encontraban recluidos.
Menos de 100 de los 4.000 reos permanecen, ahora mismo, tras las rejas. Medios locales confirman que el líder pandillero «Barbecue» se adjudica el ataque y la liberación de 3,696 reos, en su mayoría pandilleros. Su objetivo es derrocar al presidente interino, Ariel Henry, que cumple 2 años en el cargo tras el asesinato de su predecesor, Jovenel Moïse en julio de 2021, y que debió haber celebrado elecciones generales en 2023.
Ante el desastre, el gobierno de Haití ha decretado el estado de emergencia por 72 horas en Puerto Príncipe y sus alrededores. La medida incluye la imposición de un toque de queda nocturno hasta el miércoles 6 de marzo.
La masiva fuga de reos escribe uno de los capítulos más brutales de violencia en Haití y ocurre mientras las pandillas —aprovechándose de la ausencia del Estado— toman un mayor control sobre la capital al tiempo que Henry se encuentra en el extranjero buscando apoyo desesperado de la comunidad internacional para constituir una fuerza de seguridad para estabilizar el país.
La capital de las maras
Durante la escalada de violencia, la prisión de Puerto Príncipe vivió un auténtico infierno. O por lo menos así lo han descrito los presos que optaron por quedarse y resguardarse en sus celdas, en medio de los disturbios. Medios locales han obtenido fotografías y videos de reos pidiendo «urgentemente por sus vidas» y diciendo que los pandilleros que habían entrado a la prisión estaban «masacrando a la gente indiscriminadamente» dentro de las celdas. La cárcel fue construida para albergar a 700 detenidos, pero contaba con una sobrepoblación de 500%, ya que registraba alrededor de 4.000 presos en febrero pasado, de acuerdo con cifras de la ONG Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH).
En contraparte, la Policía Nacional de Haití a penas cuenta con aproximadamente 9.000 agentes para brindar seguridad a más de 11 millones de personas, según cifras de la ONU. Los agentes suelen verse diezmados y superados no solo en número, pero también en armas, por las pandillas que controlan hasta el 80% de la capital, Puerto Príncipe.
Un recluso se encuentra en la puerta de la Penitenciaría Nacional luego de violentos enfrentamientos que llevaron a una fuga de prisión
Isla ingobernable
Considerado como el país más pobre de América y el mejor ejemplo de un auténtico Estado fallido, Haití vive sus peores épocas. Su dirigente actual llegó al cargo tras un suceso sangriento. Ariel Henry, un neurocirujano de 74 años, gobierna Haití interinamente desde julio de 2021, cuando fue asesinado el presidente Moïse, en un dramático caso que salpicó a exsoldados colombianos y funcionarios del gobierno haitiano.
Entre la inestabilidad y las olas de violencia, el gobierno interino de Henry ha retrasado varias veces la convocatoria a elecciones parlamentarias y presidenciales. De acuerdo con información de líderes isleños el gobierno tiene previsto programar una votación para mediados de 2025, es decir, dos años después de la convocatoria constitucional a elecciones. Pero analistas políticos aseguran que eventos como éste, podrían adelantar el proceso electoral de una vez por todas. Aunque la receta seguiría siendo la misma: caos e ingobernabilidad con un nuevo nombre.