El Gobierno de Nicaragua expulsa al presidente de la Conferencia Episcopal por criticar a un alcalde aliado de Ortega
Es el tercer obispo forzado a dejar el país tras Rolando Álvarez, de Matagalpa, e Isidoro Mora, de Siuna, que estuvieron encarcelados
Nicaragua encarcela a un segundo obispo católico en medio de la represión
Carlos Herrera, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua
Si no había quedado claro que en Nicaragua la crítica contra el sandinismo se paga con destierro, el caso del obispo Carlos Enrique Herrera ha servido como el más reciente ejemplo para recordar a todos los nicaragüenses que la persecución contra la Iglesia católica ... y contra cualquier crítico del régimen, sigue en pie. El obispo de la ciudad de Jinotega y actual presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua se ha convertido este jueves 14 de noviembre en el tercer obispo en ser expulsado del país, tras los dramáticos destierros forzados del obispo Rolando Álvarez y de monseñor Silvio Mora.
Herrera, de 75 años de edad, fue forzado a subir a un avión rumbo a Guatemala, el país centroamericano que ha fungido como refugio de cientos de exiliados nicaragüenses en los últimos meses. Partió del Aeropuerto Internacional Augusto Sandino en Managua con destino al Aeropuerto Internacional La Aurora, en Ciudad de Guatemala y al arribar al país, una fuente de la Iglesia católica confirmó a ABC que Herrera fue recibido en la Casa Provincial de los Frailes Franciscanos, que es la orden a la que el sacerdote pertenece.
Una homilía que salió mal
El destierro del obispo Herrera ocurre luego de las palabras expresadas en contra el gobierno local de Jinotega. El pasado domingo, 10 de noviembre, durante una celebración eucarística vespertina en la catedral San Juan Bautista, Herrera expresó su descontento con los constantes eventos ruidosos organizados por la municipalidad, que interrumpen las celebraciones litúrgicas. «Esto es un sacrilegio lo que están haciendo el alcalde y todas las autoridades municipales. Les pedimos perdón a Dios por ellos y por nosotros (…) por nuestras faltas y también por aquellos que no respetan el culto (…) vayan a decírselo porque saben la hora de la misa», dijo durante la homilía de la Santa Misa. Esa frase bastó para condenarlo al destierro.
Fuentes de Jinotega confirman que la crítica llegó a oídos del alcalde Leónidas Centeno, un acérrimo aliado a la dictadura sandinista, quien solicitó al dictador Daniel Ortega la expulsión «inmediata» del obispo. Sus deseos fueron órdenes apenas tres días después. Antes del destierro, la página oficial de la Diócesis de Jinotega en la red social Facebook fue desactivada. La diócesis la usaba para transmitir en directo las misas dominicales y otros eventos religiosos.
Centeno, un hombre robusto con botas militares, jean azul y camisa negra, Fue diputado en el período 2002-2006 y salió con graves acusaciones de desvío de 1.7 millones de córdobas (poco menos de 30 mil euros) del Fondo Social que la Asamblea Legislativa. Nunca fue perseguido por estas acusaciones y se cobijó en el poder que comenzaba a tener la dictadura de Ortega. Llegó al poder municipal en 2008 y ha conseguido reelegirse hasta entonces, a pesar de que fue incluido en la lista negra de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos por estar vinculado a la represión que llevó a cabo la dictadura nicaragüense contra civiles opositores en el 2018. Los estadounidenses lo acusaron de ser uno de los artífices de la llamada «Operación Limpieza», en la que paramilitares y policías quitaron a sangre y fuego las barricadas que la población había levantado para defenderse de la represión de Ortega. El gobierno norteamericano cree que Centeno destinó a personal de la alcaldía para esas «labores criminales» contra civiles.
Persecución, en cifras
Hasta ahora, no ha habido un pronunciamiento o condena oficial por parte del Vaticano. El Papa Francisco, sin embargo, ha expresado en repetidas ocasiones su cercanía a la Iglesia en Nicaragua, invitando a rezar por el pueblo de este país centroamericano, de acuerdo con el portal oficial de información de la Iglesia católica, Vatican News. El Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, con el apoyo del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil), en su informe de 2024 sobre violación a la libertad religiosa en Nicaragua, contabiliza la cancelación de la personalidad jurídica de 419 organizaciones asociadas a algún carisma católico, el cierre de 22 medios de comunicación católicos, 15 inmuebles de la Iglesia católica, y la persecución a 22 religiosos católicos desnacionalizados, 42 desterrados y 65 criminalizaos y encarcelados en condiciones de tortura. A estos datos hay que sumar, por lo menos, el caso de los 13 párrocos que fueron capturados a principios de agosto por la policía sandinista, y ahora, el destierro del obispo Herrera.
Además, según una investigación titulada '¿Una iglesia perseguida?', firmada por la abogada y activista Martha Patricia Molina, en los últimos 6 años, han habido 740 ataques contra la iglesia y 136 sacerdotes, 91 monjas, once seminaristas, tres obispos, tres diáconos y un nuncio apostólico han sido expulsados o desterrados del país.
El Gobierno de Guatemala y la Conferencia Episcopal de Guatemala tampoco han emitido pronunciamientos ni condenas sobre el hecho. El pasado 5 de septiembre, el país acogió a 135 nicaragüenses que guardaban prisión bajo el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, dio la bienvenida a los centroamericanos desterrados, entre los que había varios jóvenes de organizaciones católicas.