Los rebeldes del M-23 se retiran de las conversaciones de paz con el Gobierno del Congo
El conflicto ha dejado en lo que va de año más de 8.500 muertos y miles de desplazados, según cifras oficiales del Ejecutivo congoleño
Más de 40.000 congoleños sobreviven en los campos de refugiados de Burundi
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Los rebeldes del M-23 respaldados por Ruanda se retiraron el lunes de las conversaciones de paz con el Gobierno del Congo menos de 24 horas antes de que las partes en guerra en el peor conflicto en décadas en el este del Congo se ... reunieran en Angola.
La alianza rebelde, de la que es miembro el M-23, dijo que se retiraba de lo que podrían haber sido las primeras negociaciones directas entre ambas partes debido a las sanciones de la Unión Europea impuestas más temprano ese día contra el M-23 y funcionarios ruandeses.
Este martes hubiese podido ser un día histórico para el continente africano. El Gobierno del Congo, presidido por Félix Tshisekedi, había anunciado que acudirría a una reunión en Luanda –capital de Angola– para establecer conversaciones de paz con el grupo rebelde M-23, apoyado y financiado por Ruanda, que entre enero y marzo ha tomado Goma y Bukavu, dos ciudades clave en el este de la República Democrática del Congo (RDC) por su gran riqueza mineral.
Un comunicado de la oficina del presidente angoleño, João Lourenço, había señalado que las partes implicadas iniciarían «negociaciones de paz directas». Angola ha actuado como mediador en el conflicto del este del Congo, que se intensificó a finales de enero. Se trata de un conflicto que ha dejado en lo que va de año más de 8.500 muertos y miles de desplazados, según el Gobierno congoleño.
El anuncio coincidía con el fin de la misión en el Congo de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC), que ha ordenado el progresivo repliegue de su misión (SamiRDC) integrada por unos 1.300 militares, desplegada en diciembre de 2023 para tratar de frenar los avances del M23 en las regiones de Kivu del Norte y Kivu del Sur y apoyar a la RDC a restablecer la paz y la seguridad.
En una publicación en X, el líder del M-23, Bertrand Bisimwa, había afirmado que por fin habían obligado a Tshisekedi a sentarse a la mesa de negociaciones, calificándolo de «la única opción civilizada para resolver la crisis actual».
Un informe de expertos de la ONU señala que en la actualidad Ruanda, presidida por Paul Kagame, mantiene alrededor de 4.000 soldados en el este de la RDC para apoyar al grupo armado y mantener el control de facto para explotar las ricas vetas de minerales valiosos como el oro y el coltán en el este de la RDC.
Algunas de las potencias internacionales que tradicionalmente han apoyado al gobierno de Kagame –como Estados Unidos y Reino Unido– pueden tener un papel clave a la hora de buscar una solución que convenza a todas las partes. Por el momento, parece difícil un acuerdo a corto plazo mientras Ruanda considere innegociable la devolución de las tierras que se acaba de anexionar en el este del Congo.
«La experiencia me hace ser incrédulo»
Julián Gómez-Cambronero, autor del libro «¿A quién le importa el Congo?», explicaba antes de que el M-23 se retirara de las conversaciones que «la experiencia me hace ser incrédulo. Dudo que los dos participantes crean realmente en esas conversaciones. Tshisekedi está en muy mala situación, con Goma y Bukavu en poder del M-23 desde hace semanas. Es de suponer que los esfuerzos diplomáticos que están llevando a cabo y que han conseguido algunos resultados reales, más allá de meras condenas verbales, demanden muestras de estar dispuesto a negociar, pese a la radical oposición de siempre del presidente Tshisekedi a sentarse con el M-23».
«Para el M-23 esta reunión es un éxito más que se anotan, pero es difícil que estén dispuestos a ceder algo que tanto les ha costado... a menos que su principal patrocinador, Ruanda, esté a su vez presionado por los países que lo apoyan para que se rebaje la tensión actual», agrega.
Mientras tanto, la guerrilla del M-23 mantiene el poder en Goma y Bukavu, donde la gente vive en un clima de mucha tensión y miedo. La toma de Bukavu el mes pasado fue menos cruenta que la de Goma, ya que el ejército congoleño (FARDC) optó por abandonar la ciudad y dejar las armas.
Se cuentan ya por miles las personas que han decidido hacer las maletas y huir de la guerra en dirección a las ciudades fronterizas de Uganda, Burundi y Tanzania, principalmente. Se calcula que en el campo de refugiados de Bujumbura (Burundi) malviven actualmente más de 40.000 congoleños.
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