La Asamblea Nacional francesa aprueba retrasar la edad de jubilación

Tras un largo, penoso y grotesco debate, 329 diputados votaron a favor de la reforma del sistema nacional de pensiones, 233 votaron contra.

Tras cuatro grandes jornadas de manifestaciones de protesta sindical, la oposición socialista y comunista intentó lanzar una suerte de “guerra de guerrillas” parlamentaria, presentando centenares de enmiendas, con el fin de retrasar indefinidamente el voto de la Asamblea Nacional.

Ante tal táctica, el presidente de la Asamblea, Bernard Accoyer decidió recurrir a un procedimiento de urgencia, acelerando el voto decisivo. Los diputados socialistas montaron un “número” colorista y esperpéntico, pidiendo a gritos la dimisión del presidente, persiguiéndolo a gritos por los pasillos de la institución.

En los alrededores de la Asamblea Nacional, varios millares de manifestantes protestaban pacíficamente, en vano.

Tras el voto de la Asamblea Nacional, el proyecto de Ley debe ser discutido en el Senado, a partir de primeros de octubre. El presidente de la República ha aceptado matizaciones en varios puntos sensibles sobre los trabajados duros, las condiciones y aplicación de la nueva Ley. Pero considera “no negociables” los principios capitales de la reforma: ampliar los años de cotización, y pasar de 60 a 62 años la edad oficial de la jubilación, dejando en suspenso la posibilidad de trabajar a los 65 y 67, para cobrar la pensión íntegra.

El proyecto de Ley podría matizarse en el Senado, aceptando algunas proposiciones de los sindicatos, que han anunciado una nueva jornada de huelga y manifestaciones el próximo día 23 de este mismo mes de septiembre.

Nicolas Sarkozy ha dado consigna a senadores y diputados de la mayoría parlamentaria de matizar y aceptar algunas enmiendas, que pudieran “enriquecer” el primer texto gubernamental. Esas enmiendas pudieran precipitar nuevas escaramuzas, en el Senado y la Asamblea Nacional, hasta que sea adoptado un texto único y definitivo, a lo largo de este otoño.

Los sindicatos esperan aprovechar tales escaramuzas legislativas para intentar modificar la “relación de fuerzas”, en la calle, con “movilizaciones masivas” contra la gran reforma del sistema nacional de pensiones.

Para Nicolas Sarkozy se trata, sin embargo, de una reforma capital: la “guinda” política de su mandato presidencial, el prólogo a la gran batalla de las próximas elecciones presidenciales (2012). Mientras sindicatos y oposición socialista prometen un “otoño caliente”, Sarkozy ultima un cambio de gobierno que pudiera consumarse a mediados del próximo mes de octubre.