Los abucheos a Macron protagonizan el desfile de la fiesta nacional francesa
El gran desfile en los Campos Elíseos tuvo como invitado especial a Narendra Modi, primer ministro de la India
La misteriosa banda de 30 hombres que ayudó a la Policía durante las protestas en Francia
El coste de los disturbios asciende en Francia a mil millones de euros
Francia celebró su Fiesta Nacional inquieta, angustiada, temiendo la agravación de crisis profundas, aspirando a reafirmar su puesto en la escena internacional. «¡Macron, dimisión..!», gritaron algunos espectadores durante el gran desfile militar que celebra históricamente la toma de la Bastilla, el 14 ... de julio de 1789, iniciando la gran Revolución nacional.
Emmanuel Macron presidió el desfile militar, en los Campos Elíseos, acompañado de Narendra Modi, primer ministro de la India, invitada de honor. 240 militares indios desfilaron acompañando a 6.000 soldados franceses.
Ese desfile, entre el Arco del Triunfo, que celebra las victorias militares de Napoleón, y la Plaza de la Concordia, donde se instaló la guillotina revolucionaria, el 1793, es el gran momento de la Fiesta Nacional. Acompañado del Jefe de Estado Mayor de los Ejército, el presidente de la República desciende en un vehículo militar. Macron fue aplaudido, pero, acontecimiento insólito, también recibió muchos abucheos, acompañados de gritos de «¡dimisión!». Se trata de acontecimiento muy fuera de lo común que solo ha ocurrido en momentos de crisis profunda.
Antes del desfile, Macron impuso a Modi la Gran Cruz de la Legión de Honor. El primer ministro indio respondió a través de Twitter: «La recibo con mucha humildad. Es un honor para los 1.400 millones de habitantes de la India».
A través de esa Legión de Honor y el desfile militar en los Campos Elíseos, la Francia de Macron espera confirmar un puesto significativo en los equilibrios estratégicos en el Océano Índico, donde la India es la superpotencia dominante. Sin olvidar la posible venta a la India de 28 cazabombarderos Rafale. «Una pasta gansa», en la terminología macroniana.
Los 68 millones de franceses, por su parte, vivieron una de las más melancólicas celebraciones de la Fiesta Nacional de las últimas décadas.
Temiendo estallidos de violencia en la 'banlieue', los suburbios de París y otras grandes ciudades, decenas de pueblos anularon los fuegos artificiales del 13 y el 14 de julio. El Gobierno, por su parte, puso en pie un despliegue policial y militar muy fuera de lo común.
Grandes medidas de seguridad
Al menos 130.000 policías y gendarmes fueron movilizados en vísperas de la noche de la Fiesta Nacional. El RAID (Recherche, assistance, intervention, dissuasion) y el GIGN (Groupe d'intervention de la Gendarmerie nationale), unidades anti terroristas, la BRI (Brigade de recherche et d'intervention), unidades especial de la Policía judicial, fueron puestos en estado de alerta, contando con el apoyo táctico de drones, helicópteros y cañones de agua prestos a intervenir en cualquier del territorio nacional.
Se trata de medidas preventivas de carácter excepcional, desplegadas a título disuasivo. Esperando evitar nuevos estallidos de violencia suburbana, la madrugada del sábado.
Al menos 130.000 policías y gendarmes fueron movilizados en vísperas de la noche de la Fiesta Nacional
A primeras horas de la mañana del 14, Gérald Darmanin, ministro del Interior, se dijo «satisfecho y contento»: solo se habían quemado 218 coches para «celebrar» la Fiesta Nacional metiendo fuego a los coches de algunos barrios. El año pasado se quemaron 326. La quema de vehículos, la noche del 13 al 14, noche de bailes populares, callejeros, es una «tradición» reciente, quizá poco gloriosa.
Tradicionalmente, tras el desfile en los Campos Elíseos, el jefe del Estado dirige a la Nación un mensaje solemne, o se presta a una gran entrevista audiovisual, para resumir su punto de vista sobre la actualidad nacional e internacional. Macron hizo un elogio de las fuerzas de seguridad del Estado, pero rompió esa tradición, cuando estaba previsto que hiciese un balance de los últimos cien días de crisis, tras las protestas contra la reforma del sistema nacional de pensiones, de enero a mayo, y la crisis de los suburbios, la semana pasada.
El «hombre enfermo»
Según un sondeo publicado por el matutino conservador Le Figaro, el 78% de los franceses estiman que Macron «no ha conseguido» sus objetivos de «tranquilizar» a la nación. Desde hace días se especula con un posible cambio de Gobierno.
La decepción e inquietud profundas de la opinión pública coinciden con los análisis más inquietos y desmesurados.
'Le Figaro' destaca en primera página esta declaración de un especialista en seguridad interior, Alain Bauer: «La posibilidad de una guerra civil no puede descartarse con un plumazo, un gesto desdeñoso». A título personal, esa afirmación parece apocalíptica en exceso. Pero quizá sea sintomático que un diario de referencia la destaque en su portada.
Nicolas Baverez, ensayista liberal, biógrafo y heredero de Raymond Aron, analizó días pasados la coyuntura francesa en unos términos muy particularmente severos: «Francia se ha convertido en el hombre enfermo de Europa. No controla sus finanzas ni el orden público. Es urgente una reordenación política que permita afirmar la defensa de la Nación y la República».