«Yo soy Fidel»: las brigadas de respuesta rápida salen a las calles de La Habana para detener las protestas

Aunque las protestas se han concentrado en La Habana, la militarización ocupa todo el país ante el temor de su extensión como ocurrió el 11 de julio del pasado año, cuando miles de cubanos protestaron contra la tiranía socialista de los Castro. Según el grupo de trabajo Justicia 11-J, se han desarrollado decenas de arrestos, pero la cifra todavía es inexacta.

Vídeos que circulan en las redes y compartidos por medios de prensa independientes dentro y fuera de la isla, muestran movilizaciones militares y paramilitares durante las últimas jornadas: camiones enteros cargados con jóvenes vestidos de civil armados con palos para agredir a los manifestantes. Uno de los vídeos muestra cómo perseguían a algunos manifestantes en la intersección de las calles Línea y G, en el municipio Vedado, La Habana, para agredirlos y arrestarlos.

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Camila Acosta

Hubo manifestaciones en más de una decena de lugares. El régimen cortó internet para evitar que se extendieran, como sucedió en el 11-J de 2021

«Esto es criminal. Aquí hay niños pidiendo ayuda. No aguantamos más. No tenemos ni corriente, ni agua, ni comida», son los reclamos desesperado de los cubanos, unido al grito de «libertad».

El régimen ha sacado a las calles igualmente a los temidos »boinas negras», comandos de tropas especiales que el 11-J desplegaron toda su fuerza, y a sus partidarios conocidos como «brigadas de respuesta rápida» para contrarrestar las protestas populares, todos marchan gritando consignas «revolucionarias»: «Yo soy Fidel» o «Viva la Revolución».

Las calles de la capital permanecen custodiadas por patrullas policiales y paramilitares; en el Aeropuerto Internacional de La Habana «José Martí» y en la Plaza de la Revolución, sede del Consejo de Estado y de Ministros, la vigilancia es mayor.

Mientras esto ocurre, la esposa del mandatario cubano, Lis Cuesta, publicó en su cuenta de Twitter un mensaje asegurando que, pese a la «difícil» situación de la isla, el pueblo hará «todo lo necesario por salir adelante», salvo rendir a la Revolución, lo que subrayó en letras mayúsculas.

En la provincia de Pinar del Río hay unas 228 familias evacuadas que no tienen un lugar a dónde regresar y casi 30.000 viviendas dañadas, de ellas más de 2.200 se han derrumbado totalmente, según un informe publicado este sábado por el portal oficialista Cubadebate. Aunque miles han perdido todo, el régimen dificulta la entrega de ayudas humanitarias de organizaciones de la sociedad civil, y según aseguró la prensa oficialista «el presupuesto del Estado» solo «financiará el 50% de los precios de los materiales de la construcción, tanques para agua y colchones que se vendan a la población damnificada».

Este fin de semana trascendió que en medio de la militarización y protestas populares, el régimen cubano solicitó ayuda de emergencia a Estados Unidos para recuperarse de la devastación provocada por el huracán Ian.