Cuatro escenarios para las elecciones del 28 de julio en Venezuela, del megafraude al día después

Esa diferencia vino marcada por la irrupción en el escenario de María Corina Machado que estuvo recorriendo el país dando a conocer su agenda. Ganó las primarias y se mostró como la candidata de la oposición para ser frente a Maduro. Este último había negociado con Estados Unidos que si Venezuela tenía elecciones libres, Washington podría levantar algunas de sus sanciones. Pero eso no significaba que sería una carrera exenta de obstáculos.

Así el Supremo venezolano inhabilitó durante 15 años a María Corina, al tiempo que detenía a más de 40 contrincantes políticos y activistas. No sería el primer caso, en las elecciones en Nicaragua de 2021, el presidente Daniel Ortega encarceló a todos los candidatos de la oposición. La oposición lejos de desanimarse nombró a un nuevo líder para sustituir a Machado, Edmundo González que hasta entonces mantenía un perfil bajo para el ojo público. Un hombre de 74 años al que apodan 'el moderado aburrido'. Con una trayectoria como embajador en Argentina durante los primeros años de Hugo Chávez.

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David Alandete

El Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, en inglés), un think tank de expertos con sede en Washington, señala que pese a que estamos ante una elección presidencial que no va a ser ni libre ni justa, al menos el liderazgo de Machado ha logrado «desenmascarar por completo al régimen de Maduro. Alejando incluso a sus antiguos aliados en Colombia y Brasil, que se han cansado de las payasadas autoritarias de Maduro. Así pues, el régimen de Maduro está en problemas y lo sabe».

Esto se debe a que el líder venezolano conoce la diferencia entre la fuerza del régimen y su capacidad de supervivencia. Su voluntad de permanecer en el poder es clara. En un reciente acto de campaña dijo que el régimen ganaría «por las buenas o por las malas». Dada la incertidumbre que se ha instalado, el CSIS señala que la comunidad internacional debe prepararse para todos los posibles resultados. Y por eso ha vertebrado cuatro escenarios probables que se desarrollarían antes, después y durante el día de las elecciones.

Para CSIS es la opción menos atractiva y más arriesgada para Maduro. El régimen podría anunciar el aplazamiento o la cancelación de las elecciones argumentando múltiples tipos de conspiraciones. Recientemente, figuras del régimen han hablado de complots de asesinato contra Maduro, así como de haber desbaratado supuestos intentos de 'terrorismo' contra las autoridades electorales o contra la infraestructura venezolana.

«Anunciaron un intento de sabotaje a la red eléctrica nacional y han conjurado complots desde la embajada argentina , donde el personal de campaña del equipo de Machado está buscando asilo debido a la persecución del régimen». Y eso ha ocurrido mientras llamaba a Vente Venezuela, el partido político de Machado, «Vente Terrorista» durante la campaña.

Y esta fabricación de complots se ha hecho más fácil gracias a la llamada 'Ley Antifascismo del régimen', una ley altamente represiva que castiga cierto discurso», afirma el CSIS. Porque, entre otras cosas, prohíbe las reuniones o manifestaciones que hagan apología de lo que el gobierno considera fascismo o neofascismo.

El problema para CSIS está en que postergar o cancelar las elecciones podría conllevar reprogramarlas bajo un nuevo liderazgo estadounidense con una política más dura hacia Venezuela. No obstante, la capacidad de inventiva de Madura puede ser múltiple, y apuntan que otra forma en la que podría retrasar los comicios es creando una crisis nacional. Usando como excusa la disputa por el territorio de Guyana en el Esequibo, con el objetivo de provocar una reacción o plantar una falsa bandera. Un pretexto que le permitiría decir que Venezuela carece de la suficiente estabilidad para celebrar unas elecciones.

Pero este opción entraña un gran riesgo de error de cálculo que pondría en juego la cohesión que ha intentado conseguir Maduro en las fuerzas armadas venezolanas. Una lealtad que ha sido puesta en duda y que estaría en riesgo como resultado de una operación de ese tipo. Y el CSIS señala que «la reciente coerción por parte de Maduro al ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, para que hiciera una declaración muy visible y pública de su lealtad solo se suma a estas dudas».

Supondría socavar la voluntad de votar del pueblo venezolano, ya que el régimen se beneficiaría de una tasa de abstención cercana al 50%. Un ejemplo de ello, es que los venezolanos que están fuera del país, un total de 7, 7 millones han tenido dificultades para solicitar su voto desde el extranjero por el establecimiento de una serie de obstáculos burocráticos o procedimientos espurios. Menos del 2% pudieron registrarse.

4,5 millones no pudieron registrarse para votar, es decir casi el 20 por ciento del registro electoral nacional. El CSIS destaca que «los venezolanos que huyeron del país tienen más probabilidades de votar contra Maduro, por lo que el régimen ha erigido obstáculos para impedirles llegar a las urnas».

También se registra una persistente manipulación en los centros de votación e intentos de sembrar la confusión. Como ejemplo, el 24 de junio, la asociación civil Súmate denunció una reducción de más de 15.000 centros de votación. Entretanto aumentaban los colegios electorales bajo control de Maduro. En ese aspecto, los votantes contrarios a Madura se ubican en su mayoría en zonas urbanas, lo que hace más fácil cualquier obstrucción.

El CSIS apunta que Maduro podría proceder con las elecciones, pero aprovechando su estrecha relación con Elvis Amoroso, y su control sobre el CNE (Consejo Nacional Electoral), podría anunciar un resultado electoral a su favor, sin prueba alguna. «Este escenario tiene el beneficio de permitir que la gente vote –un ejercicio catártico que puede liberar la válvula de presión de la oposición– sin renunciar al poder», argumentan.

A ello se une que hay más de 2.000 centros de votación en lugares aislados de difícil supervisión. Todo esto presenta al régimen de Maduro oportunidades para alterar el recuento de votos. En este manual de manipulación, el CSIS describe que los votantes a favor de Maduro serán recompensados con comida gratuita y otros obsequios si no van a votar, mientras que las tarjetas de identificación nacionales de la empresa estatal china ZTE permiten al régimen rastrear a los ciudadanos.

Y en las zonas donde se localizan los votantes de la oposición desplegarían la « Operación Tortuga », ralentizando u obstruyendo por completo la votación. O como detalla el CSIS, teniendo que hacer frente a matones que los intimidan y acosan desde motocicletas.

Y si bien para evitar el fraude procesal, la oposición venezolana ha buscado a un grupo importante de observadores y testigos electorales. El CNE ha movido ficha y ha reaccionado publicando una norma por la que los testigos solo pueden registrarse para supervisar los centros en los que ellos mismos estén asignados para votar, lo que afecta al 40% de estos observadores.

En caso de presión de la comunidad internacional, el régimen de Maduro, indica el CSIS, esperaría recibir el apoyo diplomático de Rusia, China e Irán para capear el temporal. «No bastará con que no se reconozca la legitimidad de Maduro. «EE.UU. debería prepararse un nuevo paquete de sanciones individuales», afirma CSIS. Si Maduro comete un fraude masivo, los expertos señalan que está apostando a que el nivel de malestar será soportable y no costoso. Al fin y al cabo el pueblo, pese a que es resiliente, está exhausto.

Edmundo González podría ganar la carrera, en ese escenario el CSIS establece que habría una ligera posibilidad de que el régimen se fragmentara y los militares podrían apoyarlo. «Sin embargo, es muy poco probable que Maduro admita la derrota«. Y podría evitar abandonar el poder a través de negociaciones interminables, una técnica que el mandatario ha convertido en arte. O impulsando un acuerdo de 'poder compartido', dividiendo a la oposición en lugar de pasarle el testigo a González.

Maduro podría nombrar a miembros de lo que el régimen llama «oposiciones leales» en puestos ministeriales para argumentar que está construyendo un «gobierno de unidad». Pero el CSIS incide en que este escenario es muy poco probable, dado que Maduro primero tendría que admitir la derrota. 

Todas estas posibilidades están sobre la mesa y dado los precedentes ninguna es descartable. Aún así, a día de hoy las expectativas siguen abiertas, y la ventana de oportunidad es estrecha. Mientras, Maduro insta a tomar manzanilla al que se asuste por alertar de un «baño de sangre» si pierde.