Documentos filtrados revelan que Egipto planeó enviar misiles a Rusia

Entre las revelaciones más recientes está la de que el presidente de Egipto, el dictador Abdelfatá Al-Sisi, que es uno de los más estrechos aliados de Washington en Oriente Próximo y principales receptores de ayudas norteamericanas, ordenó recientemente a su Gobierno la producción de hasta 40.000 misiles para enviarlos, junto con munición y pólvora, a Rusia de forma oculta. Así consta en un cable secreto del 17 de febrero, que recoge unas conversaciones entre Al Sisi y los mandos militares egipcios.

Otro cable reflejaba dudas en el apoyo a Ucrania por parte de otro firme aliado de Washington, la república de Corea del Sur. El gabinete del presidente surcoreano Yoon Suk Yeol demoró una decisión sobre el suministro a EE.UU. de munición que este podría desviar a Ucrania. La legislación surcoreana prohíbe suministrar armas a países en conflicto, por lo que le es imposible proporcionar munición a Ucrania sin un cambio legislativo previo.

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El cable en cuestión refleja tensiones en la Presidencia surcoreana por el miedo a dañar las relaciones comerciales con Rusia. Se esperaba que el presidente Biden llamara directamente a su homólogo surcoreano para aumentar la presión y exigir el suministro de armas, según los documentos. Fue EE.UU. quien alertó de la invasión antes de que se produjera y quien ha presionado a sus aliados dentro y fuera de la OTAN para que aíslen a Rusia.

Estos documentos, que dejan al descubierto la inteligencia militar estadounidense, fueron filtrados a varias plataformas digitales minoritarias entre febrero y marzo, y comenzaron a compartirse en la aplicación de mensajería Telegram la semana pasada. El fin de semana, la fiscalía norteamericana comenzó una investigación, pues los documentos llevan sellos del servicio de inteligencia del Pentágono. Los cables, centrados en la guerra de Ucrania, contienen aportes de toda la comunidad de inteligencia estadounidense, incluida la CIA.

Otros cables, revelados por la agencia Ap, afirman que espías estadounidenses captaron a agentes rusos jactándose de haber convencido a Emiratos Árabes Unidos de «trabajar conjuntamente contra las agencias de Inteligencia de EE.UU. y el Reino Unido». Según ese cable reproducido por Ap, «Emiratos probablemente ve un pacto con la Inteligencia rusa como una oportunidad para fortalecer los crecientes lazos entre Abu Dhabi y Moscú y diversificar las asociaciones de inteligencia en medio de la preocupación por la retirada de EE.UU. de la región».

Lo cierto es que la Inteligencia estadounidense ha advertido recientemente de la forja de vínculos entre Emiratos y el Grupo Wagner, una milicia privada rusa ligada al Kremlin, activa en Ucrania y varios países de África. En 2020, la Agencia de Inteligencia de Defensa de EE.UU. llegó a la conclusión de que una parte menor de la financiación del Grupo Wagner procedía de Emiratos.

En declaraciones a la prensa el lunes, un alto funcionario del Pentágono dijo que la revelación de estos documentos supone «un riesgo muy grave para la seguridad nacional [de EE.UU.] y tiene el potencial de difundir desinformación». Chris Meagher, portavoz en el Departamento de Defensa, dijo que se ha restringido el acceso a determinados informes clasificados mientras se investiga la filtración.

Es cierto, como dijo Meagher, que varios de los documentos filtrados, en especial imágenes de satélite del campo de batalla, han sido manipulados para exagerar el número de efectivos rusos. Por su parte, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, pidió el lunes cautela, «ya que sabemos que, al menos en algunos casos, la información fue manipulada».

Uno de los aspectos perjudiciales de esta filtración es que las fuentes secretas que maneja EE.UU. para elaborar sus informes pueden quedar al descubierto, como ya sucedió antes con la filtración de cables sobre las guerras en Irak y Afganistán.