Corea del Norte dispara un misil balístico intercontinental mientras incrementa la cooperación militar con Rusia

Según estos datos técnicos, revelados por las fuerzas armadas de Corea del Sur y Japón, se trata de la trayectoria más larga de un ICBM norcoreano hasta la fecha; logro que, a su vez, evidenciaría el impacto de la transferencia de tecnología militar por parte de Rusia, tal y como acordaron Vladímir Putin y Kim Jong-Un durante sus recientes y reiterados encuentros personales.

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Pablo M. Díez

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El líder ruso visitó Pyongyang el pasado mes de junio, su primer viaje a la capital norcoreana en veinticuatro años. Ambas dictaduras firmaron entonces un nuevo tratado para la asistencia mutua en caso de agresión, afianzando su frente común ante Occidente. «En relación con esto, Rusia no excluye el desarrollo de una cooperación técnico-militar con la República Popular de Corea», afirmó Putin entonces.

Este lanzamiento tiene lugar, además, ante denuncias crecientes que apuntan al despliegue de miles de tropas norcoreanas para apoyar la invasión de Ucrania: hasta 11.000 efectivos en suelo ruso y otros 3.000 cerca de la frontera, según ha asegurado Estados Unidos; maniobra que ni Rusia ni Corea del Norte han confirmado de manera explícita.

«Se cree que el misil balístico norcoreano es un misil balístico de largo alcance disparado con un ángulo acusado», ha detallado el Estado Mayor Conjunto surcoreano. Semejante trayectoria, casi vertical, se emplea para poner a prueba la estabilidad de un proyectil en distancias mucho más cortas que las de su diseño original, también para evitar el impacto geopolítico de un misil eyectado a gran distancia. El último ensayo de un ICBM norcoreano se remonta a diciembre del año pasado, cuando el régimen disparó un Hwasong-17, capaz de impactar en suelo continental estadounidense.

Corea del Sur venía advirtiendo en días previos de que el Norte podría estar ultimando un ensayo con armamento nuclear o ICBM en vísperas de las elecciones de Estados Unidos, para atraer la atención de la comunidad internacional hacia la península. Una victoria del expresidente Donald Trump, quien ya mantuvo una histórica cumbre con Kim Jong-un en 2018 en Singapur, podría reabrir las negociaciones con el régimen.